Un grupo de ciclistas, de Lincoln y de la zona, enfrentó a la gran montaña y logró cumplir con la travesía. Una experiencia inolvidable.
En lo que
seguramente será una experiencia inolvidable, un grupo de ciclistas de nuestra
ciudad, El Triunfo y Vedia; realizaron una travesía en medio de la montaña. La
empresa significó cruzar la Cordillera de los Andes en bicicleta, y lo
lograron.
Todo comenzó
el 21 de enero, cuando el contingente local conformado por Mario Gori,
Carlos
Porcel, Pedro Islas, Cristian Mazolo, Alfredo Losa (de Lincoln), Fabio Etchart
(de El Triunfo), Matías Bergamini y Luis Álvarez (de Vedia), arribaron a
Esquel, en la provincia de Chubut.
Allí,
estaban esperándolos otro grupo de aventureros de Beriso, Ensenada, La Plata y
Olavarría, para emprender “el viaje de sus vidas”.
Ya todos
reunidos, conformaron un equipo de 39 personas, quienes al mando del
coordinador Guillermo, dieron inicio a la travesía el domingo 22 de enero.
El primer
destino fue la localidad de Trevelin –siempre en la provincia de Chubut-, para
luego continuar hacia Bahía Rosales y el Lago Futalaufquen.
A partir de
allí, ya en territorio chileno, el grupo de ciclistas arribó a Futaleufú (una
comuna ubicada en la Región de Los Lagos, en la Patagonia de Chile), para seguir
hasta Palena, otra comunidad del país trasandino.
Pero no
terminó todo allí, pues había que retornar a nuestro país. Y así lo hicieron,
regresando por Río Encuentro, pasando por Corcovado y finalizando nuevamente en
Esquel.
Todo esto
que contado en pocos renglones parece un recorrido fácil, fue un total de 416
kilómetros durante el lapso de seis días. Y mayormente a través de caminos de
ripio, con muy poca ruta asfaltada. También hay que sumar las inclemencias
climáticas: calor, viento, frío, lluvias; y el estado físico y anímico.
Los
participantes de esta inolvidable experiencia, relataron que tuvieron días de
exigente subida, desafiando a la montaña; y también pronunciadas y peligrosas
bajadas, donde la bicicleta alcanzaba mucha velocidad con el riesgo que ello
significa en camino pedregoso y con muchas curvas cerradas.
En cuanto a
la alimentación, los ciclistas eran abastecidos de agua y frutas mientras
pedaleaban, para luego reponer energías al final del día con una adecuada cena
y un reparador descanso.
Y como si
todo este esfuerzo hubiese sido poco, entre los más “valientes” y con mayor
resto físico, hubo quienes se animaron y emprendieron un recorrido por el río
haciendo rafting, a través de 15 kilómetros.
El arribo a
nuestra ciudad se produjo el domingo 29 de enero, con las memorias digitales al
borde de la capacidad de fotos y videos; y con la mente, el cuerpo y el corazón
cargados de vivencias que serán inolvidables.
El
Diario de Lincoln