Juan Domingo Perón, el general que fuera tres veces presidente y fundador del Movimiento Nacional Justicialista, dejó tras de sí una historia de realizaciones pero también opiniones controvertidas, que le valieron el amor incondicional de sus partidarios y un repudio extremo de sus adversarios.
A los 78
años, y mientras cursaba el primer año de su tercera presidencia -luego de
haber vuelto al país tras 18 años
de exilio-, un paro cardíaco, fruto del
agravamiento de su cardiopatía isquémica crónica, culminó con su vida, por lo
que se sucedieron varios días de duelo nacional.
Cientos de
miles de personas acudieron al funeral de quien fuera presidente y también
fundador y líder del peronismo.
La noticia
de su muerte fue dada por su esposa y entonces vicepresidenta de la Nación,
María Estela Martínez, quien asumió poco tiempo después la Presidencia de la
Nación, cargo en el que se mantuvo durante dos años más, antes de su
derrocamiento por parte de las Fuerzas Armadas, quienes así daban inicio al
autodenominado Proceso de Reorganización Nacional, en 1976.
A los 78
años, y mientras cursaba el primer año de su tercera presidencia -luego de
haber vuelto al país tras 18 años de exilio-, un paro cardíaco
Perón es
parte indiscutible de la historia argentina por haber sido quien otorgó, entre
otras cosas, una serie de derechos para los trabajadores que, ya desde que
ocupaba el cargo de Secretario de Trabajo -bajo el paraguas de un gobierno de
facto tras la denominada "Revolución de 1943"-, le valieron ser el
funcionario más popular de aquellos tiempos.
Sin entrar a
discutir la dimensión de las distintas obras estructurales que se emprendieron
durante su tiempo de gobernante, Perón fue rechazado al mismo tiempo por
amplios sectores de la sociedad argentina, por considerarlo un Presidente que
alentaba el culto hacia su persona y que prescindía de las opiniones de sus
rivales, al punto de perseguirlos o ignorarlos.
En cualquier
caso, derechos que hoy resultan indiscutidos como las ocho horas laborales, el
goce de vacaciones, la sindicalización -sector al que Perón fortaleció--,
fueron otorgados durante sus mandatos.
También, y
junto a su segunda esposa, Eva Duarte, una actriz de radioteatro que se
transformó en la "líder espiritual" del movimiento-, impulsó en 1947
el sufragio femenino; y hasta logró aprobar modificaciones a la Constitución,
en 1949 (que permitió su reelección), que finalmente fue derogada tras el
derrocamiento de su gobierno, mediante la llamada "Revolución
Libertadora" en 1955.
En medio de
una crisis económica y una fuerte presión social, Perón fue obligado a
abandonar el sillón de Rivadavia y se exilió en varios países, aunque la mayor
parte de los 18 años fuera de la Argentina los pasó en España, donde se casó
con Estela Martínez, "Isabel", quien al fin aceptó el cargo de
vicepresidenta que Evita declinó ocupar en 1951, dada la gravedad de su
enfermedad.
Tras la
muerte de Perón, la inexperiencia de Martínez -quien vive hoy en España desde
que fue derrocada- la llevó a apoyarse en el ex secretario personal de su esposo,
José López Rega, responsable de la organización parapolicial llamada Alianza
Anticomunista Argentina, dedicada a secuestrar, torturar e incluso asesinar a
personas vinculadas a sectores de izquierda.