En principio, la ampliaría hasta la primera semana de abril, pero podría ser por más tiempo; la ministra Frederic advirtió que se podría avanzar con la medida más severa si no se reduce la circulación
El
aislamiento obligatorio no se terminará el 31 de marzo. El presidente Alberto
Fernández analiza prorrogar la cuarentena hasta la primera semana de abril,
como mínimo. Además, determinará en los próximos días si se mantiene la actual
modalidad de reclusión, que permite una circulación mínima, o si se establecen
medidas más restrictivas. De máxima, en la mesa de discusión del Gobierno se
encuentra la declaración del estado de sitio.
Si bien en
la Casa Rosada destacaron que la gran mayoría de la gente acató la disposición
del decreto de necesidad y urgencia (DNU) que firmó el Presidente el último
jueves, las imágenes de centenares de autos en las calles, avenidas e incluso
autopistas, las personas en las calles y haciendo largas filas para comprar
alimentos generaron un estado de "incredulidad" y "preocupación".
La
desobediencia social hizo que el Gobierno refuerce el mensaje de que "las
restricciones van a ser peores". Cerca del Presidente creen que solo hay
una forma de terminar con "la viveza criolla" que muestran algunos:
generar miedo. "Vamos a usar todas las herramientas disponibles. Si no es
por las buenas, será por las malas", advirtieron fuentes oficiales.
En los dos
primeros días hubo unas 1500 detenciones por violar la cuarentena. Además de la
denuncia penal, el Gobierno analiza sumar sanciones económicas para los que
sean hallados responsables de romper la cuarentena.
Igualmente,
las detenciones se van a multiplicar, anticiparon fuentes cercanas a la
ministra de Seguridad, Sabina Frederic, quien ayer adelantó que la declaración
del "estado de sitio no está descartada". La funcionaria, que ayer
recorrió retenes con Horacio Rodríguez Larreta y Axel Kicillof, aclaró que si
bien se analizó esa posibilidad "por ahora el Gobierno eligió
esperar".
El objetivo
es aplanar la curva de contagios, fundamental para no saturar al servicio de
salud. Después de 15 días de aislamiento se verá claramente si funcionó la
medida o si hace falta endurecer la cuarentena. Las cifras de contagiados por
el coronavirus se multiplicarán en los próximos días, según reconocen cerca del
Presidente, pero todas esas confirmaciones serán previas a la reclusión
obligatoria.
El ministro
de Salud, Ginés González García, realizó una estimación de los posibles
contagios ante los gobernadores el jueves antes del mensaje de Alberto
Fernández en la quinta presidencial de Olivos: si las medidas adoptadas son
efectivas, se espera que haya 250.000 infectados por el virus en las primeras
semanas de junio. Un número, según aclaró el ministro, que el sistema de salud
podría soportar (ver aparte)."No es tanto la gravedad de la enfermedad
sino la forma en que puede hacer colapsar al sistema de salud, porque además
ahí las consecuencias se agudizan. El resultado lo vamos a ver en dos
semanas", explicó en las últimas horas González García.
El Gobierno
decidió acelerar todo en los últimos días. "Es una carrera contra el
tiempo", explicaron cerca del Presidente. Y agregaron: "Nos estamos
preparando, organizándonos. El objetivo es que cuando llegue la tormenta todos
tengamos puesto el cinturón de seguridad y el piloto descansado".
El
Presidente sigue minuto a minuto las cifras, pide informes y sacó a gran parte
de su equipo a la cancha para que expliquen las consecuencias de cumplir con
las disposiciones del DNU, que en su primer artículo establece que "a fin
de proteger la salud pública, lo que constituye una obligación inalienable del
Estado nacional" el confinamiento social se puede extender "por el
tiempo que se considere necesario en atención a la situación epidemiológica".
La letra de
la norma, que pulió en detalle la secretaria de Legal y Técnica, Vilma Ibarra,
se pensó con la extensión del período de aislamiento ya sobre la mesa de
debate. Nadie tiene dudas de que se ampliará la cuarentena. "Serán dos o
tres meses de guerra. Si no baja la curva vamos a una cuarentena más
rigurosa", describió un hombre al tanto de cada decisión del Presidente.
Mientras
tanto, el jefe del Estado se replegó sobre sus incondicionales, "la
política", según definición de uno de los que lo acompañan a sol y sombra.
El último miércoles, por ejemplo, le dio control de la botonera a su jefe de
Gabinete, Santiago Cafiero -a través del DNU 287-, quien puede disponer de
partidas y gente sin tener que negociar con el resto de los ministros.
El ministro
coordinador fue uno de los más activos. Ayer estuvo en Olivos con el
Presidente, recorrió retenes y sobrevoló parte de la Capital y el territorio
bonaerense con Frederic, y monitoreó la cuestión sanitaria con González García
y la secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizzotti. "El gobierno
nacional no permitirá el incumplimiento del aislamiento. Hay que quedarse en
casa", lanzó Cafiero.
Otro
ejemplo, en materia económica: los que toman las decisiones hoy son Matías
Kulfas y Cecilia Todesca -dos de los históricos de la mesa de Alberto
Fernández-, ambos estuvieron en la lista de potenciales ministros de Economía,
pulseada que terminó por ganar Martín Guzmán, abocado casi con exclusividad a
la negociación de la deuda. Cada determinación que toma el Presidente se hace
con la misma lógica, se aplica lo que denominan en la Casa Rosada "el
criterio de justicia". Siempre se anticipa qué impacto podría tener sobre
la población más vulnerable.
En medio del
brote por la enfermedad, el Gobierno sigue en el camino que tomó al comienzo de
la pandemia: ir cerrando todo de a poco. Pese a todo lo que se hizo, todavía
queda gente en la calle, lo indica que en los próximos días se sumarán nuevas
limitaciones.
Por:
Santiago Dapelo