Pese a que una de las primeras promesas de la directora general de Cultura y Educación provincial, Agustina Vila, fue la continuidad laboral de contratos que vencían el 31 de diciembre, advierten que ya son cerca de 200 los trabajadores a los que se les informó el cese de sus funciones, y se esperan más.
Según
detallaron los damnificados, la sangría se comenzó a observar poco después de
la asunción de las nuevas autoridades, siendo la primera en dar la orden la
subsecretaria de Educación, Claudia Bracchi, quien volvió a ocupar un lugar en
el Ministerio tras su paso por la gestión de Nora de Lucía.
A su vuelta,
además de solicitar la renuncia de los directores provinciales y de línea, como
es habitual en todos los cambios de gestión, Bracchi también pidió que cesaran
contratos de terceras y hasta de cuartas líneas, lo que muchos calificaron como
una cacería de trabajadores ingresados en los últimos cuatro años. Pero eso no
fue todo, hay quienes también cuentan que muchos de los despedidos fueron
contratados durante la última gestión sciolista y que la decisión de no darles
continuidad es por “haber servido al vidalismo”.
En otras
direcciones tuvieron mayor compasión y optaron por no dar de baja los contratos
pero sí “ajustar los montos”, decisión que justificaron como “reasignación de
tareas”.
Sumado a
esta situación se encuentra la de otros 200 trabajadores que forman parte de
programas específicos de la gestión de María Eugenia Vidal, como por ejemplo el
Plan de Robótica. Aseguran que estando a mediados de enero aún no se
presentaron nuevas autoridades que informen sobre la continuidad del programa y
por ende de sus puestos de trabajo. “Continuamos yendo a trabajar pese a que
nadie nos asegura si vamos a cobrar a fin de mes y a tener trabajo”, concluyeron.