La temperatura del agua, el recipiente y la calidad de la yerba son las claves del éxito en una infusión que consumen 8 de cada 10 argentinos. Las razones para transformarse en un símbolo identitario
El mate es
un auténtico ritual eterno. Esencial para pasar un grato momento en soledad o
para compartir en una reunión familiar o con amigos. El mate no necesita
excusas para presentarse. Su historia y sus mitos han conseguido tantos
fanáticos como formas de
prepararlo. El agua, la yerba, la bombilla, el
recipiente y hasta la forma de prepararlo pueden determinar el resultado final.
Si el mate que se ofrece es digno de un aplauso o de una cara reprobatoria.
Cada 30 de
noviembre se celebra el Día Nacional del Mate, símbolo que forma parte de la
cultura y el ADN argentino no es una exageración. Mucho menos una simple
percepción. Al igual que en Uruguay, Paraguay y el sur de Brasil, la
preparación es una ceremonia y la costumbre genera escenarios de felicidad.
Costumbre heredada
"Es una
costumbre heredada y como todo herencia nos posee y la poseemos. Es mística,
heredada de los cultores y descubridores que fueron los guaraníes. Se trató
siempre de compartir y ese es el símbolo. Para los argentinos el culto del mate
significa siempre que, al estar con alguien, el mate es acompañar, escuchar, el
silencio, la palabra que a veces no está. El mate tiene muchos significados y es
un ritual del que no podemos desprendernos", explicó Valeria Trapaga,
primera sommelier de mate del mundo.
El Instituto
Nacional de la Yerba Mate (INYM) presentó una encuesta en donde se ubicó al
mate en el primer lugar "como rasgo identitario de la argentinidad"
con un 38%, seguido de la carne con un 37%, y luego el dulce de leche y el vino
con un 11 % y un 7%, respectivamente.
El estudio
se realizó en todo el país a través de una muestra de individuos, compuesta por
1.000 personas de 16 años. El consumo de mate con bombilla supera ampliamente
al de las demás infusiones y se convierte en la forma más extendida del consumo
de la yerba. Ocho de cada 10 argentinos (80%) declararon haber consumido mate
(tradicional) en los últimos 30 días, otorgándole a esta infusión el podio por
sobre su competencia.
No todos los mates son iguales
"Nuestro
mate se diferencia del uruguayo y el brasileño por las siguientes características.
Nuestra yerba mate es evolucionada, a diferencia de la de Brasil que no pasa
por el proceso de estacionamiento. Al igual que la uruguaya, tampoco tiene
palo. Considero que el palo en la yerba mate aporta estructura, como si fuera
el esqueleto de la yerba mate", agregó Trapaga.
"Las
grandes diferencias del mate en nuestro país están regidas por el agua. Los
mates perfectos se hacen en el litoral, porque tienen un agua muy noble en
donde se resaltan todas las características de la yerba. Otras regiones también
tienen muy buenas aguas, pero la percepción del mate tiene que ver con la
regionalidad del agua", dijo la sommelier.
Como cada
argentino, cada preparación va de la mano con el gusto de quien calienta el agua,
coloca la yerba y se dispone a disfrutar. "Los pecados que permito a la
hora de preparar un mate -el único en el que puedo negociar- es que le agreguen
un poco de azúcar, aunque como catadora estoy en contra. Lo hago porque respeto
que sea una preferencia del consumidor o esté acostumbrado a hacerlo de esta
manera. Lo que no negocio es: la forma del recipiente (base angosta, boca
ancha) y la temperatura del agua (no más de 85°C). En estos dos puntos no hay
negociación alguna", concluyó Trapaga.