Bajos
precios y altos costos: una coyuntura compleja
En los
últimos meses, las empresas lecheras vienen sufriendo una ecuación económica
desfavorable como consecuencia del aumento de costos y de la baja en los
precios de venta.
Por el lado
de los costos, hubo un incremento de los
insumos, principalmente suplementación, agroquímicos y semillas. Por su parte,
el precio interno está en caída como consecuencia de los bajos valores
internacionales y
de la sobreoferta interna de lácteos.
La caída de
precios determinó que la participación del productor en el precio final de la
leche en la góndola pase de 30,8% en enero de 2015 a 22,4% en diciembre del
mismo año. En tanto, el resto de los actores de la cadena aumentó su
participación: la industria pasó de 26,8 a 32,1%; comercio de 26,7 a 29,8% y la
recaudación de impuestos creció de 15,7 a 15,8%. (Ver Gráfico 1).
Gráfico 1.
Participación de los eslabones de la cadena en el precio final al consumidor
Fuente:
Fundación PEL sobre la base de IAPUCO
Una oportunidad perdida
En los
últimos cinco años, el precio de la leche en polvo en el mercado internacional
fluctuó de 2500 a 5200 dólares por tonelada. Durante ese período, los
productores argentinos no pudieron capturar esos valores, debido a políticas
internas que no favorecieron a la exportación y que, por el contrario,
provocaron una acumulación de stocks de lácteos en el mercado interno que
empujó hacia abajo los precios. (Ver Gráfico 2).
Gráfico 2.
Variación del precio internacional de la leche en polvo
Fuente:
Global Dairy Trade
Distinta
sería la situación de los productores tamberos si hubieran podido aprovechar
ese período de precios favorables del mercado internacional para aumentar la
productividad y crear reservas para momentos adversos como el actual.
Dada la
política lechera actual, el sector lechero tiene la posibilidad de capturar una
eventual recuperación del precio internacional debido a la eliminación de las
restricciones a las ventas externas y de las negociaciones para la apertura de
nuevos mercados a través de acuerdos internacionales.
Mientras
tanto, los productores tienen hoy comprometido su negocio. Resultaría
recomendable como país mirar dentro de la cadena láctea para buscar respuestas
ante el escenario actual. Cabe destacar que las decisiones que se tomen hoy en
el tambo no se podrán revertir porque su impacto no solo depende de procesos
biológicos sino que, además, estará condicionado por la evolución del contexto.
Por su parte, los productores tienen que hacerse de todas las herramientas, ya
sean técnicas o de gestión empresarial, para sobrellevar dicha realidad hasta
que el escenario desfavorable se revierta.