(Por Tato Paparelli) Querido
Pedro: Creo que ya es hora que charlemos un rato. Deje escurrir un poco el
tiempo como para que no me gane la emoción, pero me parece que va a ser
imposible.
El sábado cuando me aviso Adrianita que habías emprendido viaje, se
me inundo el alma de tristeza. Lloré hasta casi agotar mis lágrimas, pero me
guarde algunas para ir a Facundo Quiroga y decirte hasta pronto amigo. No te
voy a olvidar nunca. Me acuerdo cuando llegabas al teatro, siempre puntual,
siempre responsable y me ganaba tu ternura al verte llegar con tu paso cansino,
apoyado en tu bastón, ese mismo que cuando subías al escenario lo dejabas de
lado y con una energía que sobrepasaba largamente tus 83 años, sudabas verdad
por los cuatro nortes de tu hermosa humanidad, sorprendiendo a propios y
extraños. Pedrito sos un compendio de buenos valores, todos, todos juntos
dentro tuyo. Sos un excelente predicador sin necesidad de palabras. Uno
aprendía con solo verte ser y me enseñaste mucho. Yo te observaba y estaba
aprendiendo, Te escuchaba y también
aprendía siempre como pidiendo perdón para
meter la palabra justa.
Tuviste una vida digna actuando hasta último momento,
escribiendo hasta último momento, con ese libro que finalmente se editó, que
seguramente tendrá muchas palabras lindas y lo más importante, rescatara las
raíces de tu querido pueblo, tu acervo popular. En lo que no estoy de
acuerdo(sin herir susceptibilidades) que tuviste una muerte digna porque vos
querías vivir, entonces la muerte nunca puede ser digna. Si estoy de acuerdo en
que no sufriste. Tu humildad, tu compañerismo, tus ganas de vivir, tu
honestidad, tu solidaridad, tu bondad, tu talento y podría seguir hasta el
infinito, nos hacían ver que podíamos vivir en un mundo sin odios, sin
resentimientos, en un mundo ideal.
Me acuerdo cuando llegabas al teatro para ensayar o dar una función y
te quedabas sentado solo, yo te observaba un rato, luego te invitaba a unirte,
y vos venía como pidiendo permiso para no molestar. Que permiso, ni permiso, si
te nos metiste en nuestra vida como una corriente de aire cálido, con la fuerza
de un cros a la mandíbula.
Te tengo una buena noticia: con el acuerdo de todos los compañeros de
teatro el grupo de teatro de Facundo Quiroga ahora se va a llamar Teatro
Popular “PEDRO CODESAL” de Facundo Quiroga. Y nunca más acertado el nombre
porque vos sos pueblo. Hay otras sorpresitas más que ya te voy a ir contando.
Pero te prometo y me prometo que en cada acción que desarrollemos en el grupo
de teatro vas a estar presente, porque vas a seguir viviendo en cada uno de
nosotros.
Querido amigo, yo creo que ya hacía un tiempo que habías vencido a la
muerte. Pedrito, podría seguir horas escribiendo sobre vos, pero voy a ir
cortando, ya volveremos a charlar pero a solas, esto va a ser público porque
esta bueno que el mundo se entere que en un pueblo llamado Facundo Quiroga vive
un tal PEDRO CODESAL al que vale la pena conocer.
No me voy a despedir con esas palabras q…( también sin herir
susceptibilidades) porque prefiero imaginarte contando tu recuerdo del
embraguetao, y a San Pedro destornillándose de risa. No descanses en paz Pedro
hace lío allá arriba, conta cuentos, actúa divertilos a todos.
Hasta pronto Pedro, y como no soy escritor y mucho menos poeta, te voy
a dejar este poema, leélo porque es lo que yo sentía cuando estaba con vos.