
En un comunicado, técnicos de la Dirección de Economía
Rural de Asuntos Agrarios explicaron
que las heladas que mayor daño causan “no
son las que se producen durante el período normal de ocurrencia de este
fenómeno, sino las que aparecen fuera de ese término”.
Se indicó que, en el oeste de la provincia de Buenos
Aires, los cuadros sembrados de manera temprana comienzan a transitar la etapa
de macollaje, mientras que el resto de los lotes se encuentran surgiendo o
expandiendo 1 o 2 hojas. Los núcleos trigueros del sur bonaerense se encuentran
en plena siembra.
No obstante, se indicó que, durante este período, el daño
por heladas se puede manifiestar en la presencia de hojas retorcidas,
decoloradas, amarillentas y tejido muerto sobre sus puntas (típicamente
denominado “quemado”).
“La manifestación del daño comienza a hacerse evidente
a partir de los tres días de ocurrido el fenómeno, demorando el desarrollo del
cultivo que posteriormente y frente a temperaturas templadas, recuperará su
condición de crecimiento”, se indicó.
Un aspecto muy importante es que durante esta etapa,
los meristemas, ápices o tejidos de crecimiento no resultan afectados, ya que
se encuentran protegidos a nivel del suelo. La temperatura de umbral de
referencia es –11º C, se agregó.
Por último, en términos de pérdida de productividad,
la afectación en hojas determina un leve a moderado efecto negativo, en
particular dependiendo del tiempo de recuperación posterior al daño. Una
siembra temprana de trigo en un buen ambiente de producción seguramente
compensará alguna pérdida de plantas y de área foliar inicial, se indicó.