Breve reseña biográfica de Francisco Spinelli y milagro que se le atribuyó
Nació en Milán, Italia. Se ordenó de sacerdote en 1875.
En Bérgamo fundó el Instituto de las Hermanas Adoratrices del Santísimo Sacramento, cuya consigna es adorar “…con el amor más ardiente el Santísimo Sacramento” y alimentar “en Él la llama de la caridad para con el prójimo”.
En Bérgamo fundó el Instituto de las Hermanas Adoratrices del Santísimo Sacramento, cuya consigna es adorar “…con el amor más ardiente el Santísimo Sacramento” y alimentar “en Él la llama de la caridad para con el prójimo”.
Recomendaba a sus hijas espirituales: “Caminad en la caridad;
que se encienda por fin el fuego de la caridad en vuestras almas; amad a
vuestro Dios, y no pongáis nada a su nivel o por encima de Él”.
Falleció en Rivolta. Se le beatificó e1 21 de junio de 1992,
en el santuario de Caravaggio.
Juan Pablo II se expresó así de él: “… tuvo como punto de referencia espiritual el binomio ´cuna´ y ´cruz´. Siempre, y sobre todo en los momentos tempestuosos de su existencia, se inspiró en el misterio de Belén y del Gólgota; por eso enseñó que ´Belén y el Calvario son la primera y la última nota, la primera y la última pagina de ese poema inmenso, divino e inefable de amor y sacrificio que
es toda la vida de Jesucristo´ “.Juan Pablo II se expresó así de él: “… tuvo como punto de referencia espiritual el binomio ´cuna´ y ´cruz´. Siempre, y sobre todo en los momentos tempestuosos de su existencia, se inspiró en el misterio de Belén y del Gólgota; por eso enseñó que ´Belén y el Calvario son la primera y la última nota, la primera y la última pagina de ese poema inmenso, divino e inefable de amor y sacrificio que
El 6 de
marzo de 2018, el Santo Padre Francisco recibió en audiencia a Su Eminencia
Reverendísima el cardenal Angelo Amato, S.D.B., Prefecto de la Congregación para las
Causas de los Santos. Durante la audiencia, el Sumo Pontífice autorizó a la Congregación a
promulgar el decreto relativo al milagro atribuido a la intercesión del Beato
Francisco Spinelli.
Fue
canonizado por el Papa Francisco el 14 de octubre pasado, frente a la Basílica San Pedro.
Milagro aprobado para su canonización
El
25 de abril de 2007 nació -en Kinshasa, República Democrática del Congo- el
pequeño Ambrosio María. La mamá e hijo están bien, tanto que en la mañana del
28 de abril ambas son dadas de alta. Es justo allí cuando, cuando la madre
camina a casa que, por un paso en falso, instintivamente estrecha al bebé en
sus brazos. Ese apretón provoca una hemorragia en el niño que, en poco tiempo,
pierde una gran cantidad de sangre. La madre, entonces, asustada, apenas dos
horas después de haber recibido el alta médica, regresa a la maternidad para
que el personal atienda al recién nacido.
Las
religiosas que reciben al niño son inmediatamente conscientes de la seriedad
del caso. La única posibilidad de salvación es transfundir sangre nueva para
reemplazar la gran cantidad que el bebé ya ha perdido. Pero el estado del
trastorno es tan avanzado que las pequeñas venas del niño se aplanan. Médicos,
técnicos y enfermeras, durante 45 minutos tratan desesperadamente de encontrar
una vena en la que puedan insertar la jeringa de transfusión. Pero sin éxito.
La
situación empeora, no pueden hacer más de lo que están intentando; tal vez si
el accidente hubiese ocurrido en Europa o en los Estados Unidos habrían otras
opciones para atender al bebé, pero en un centro médico del continente africano
el único recurso es encontrar una vena ¡Aquella vena que no encuentran!
Aproximadamente una hora después de la entrada del recién nacido el médico a
cargo declara la muerte segura. "En cierto momento el niño respiró hondo,
como si fuera su último suspiro": así lo recuerda la hermana Adeline,
quien en aquel momento estaba segura de la inminente muerte del recién nacido.
Pero es
ella, la hermana Adeline, la monja Adoratriz responsable de la maternidad de
Binza, quien testifica: "Salí de la habitación y me fui a casa; allí
encontré a mi superiora, la hermana Antonietta Musoni (de Pozzaglio), y le
dije: Hermana Antonietta, ore, hay un niño que está a punto de morir".
Encendiendo una vela en la capilla, frente a la imagen del Padre Fundador, la Hermana Adeline
rezó al Padre Spinelli: "Padre, ayúdanos a ayudar a este niño
que está a punto de morir; pongo mi confianza solo en ti". Luego tomó una
foto del padre Francisco y la deslizó debajo de las sábanas del niño quien
yacía indefenso en la cama. De repente, donde durante casi una hora todos
buscaron una vena, los testigos dijeron que habían visto "como por un milagro"
una gran vena, como la de un hombre adulto, para que, sin ningún problema,
pudieran ingresar al aguja para realizar la transfusión y, después de 3-4 gotas
de sangre, el bebé dio señales de vida, comenzando a patear y llorar. En unos
pocos minutos, el recién nacido se recupera por completo y, a la 1 pm, la madre
y el hijo salen, sanos y felices, de aquella maternidad.