Los resultados económicos se ven muy afectados por los altos costos
Hay grandes
posibilidades de pérdidas irreversibles de empleos en La Rioja, Catamarca, San
Juan y Mendoza como consecuencia del abandono de la actividad olivícola. La
producción de aceitunas de mesa y para fabricación de aceite de oliva, una de
las principales actividades de la región, dio rentabilidad negativa en los
últimos años y esa condición se mantiene en 2016.
Una actividad artesanal
El olivo es
una de las pocas actividades productivas que se puede realizar en zonas
desérticas en la Argentina y que desarrolla fuentes de trabajo en las
comunidades locales.
Un informe
de la Federación Olivícola Argentina recuerda que se necesitan siete años para
que un árbol dé su primera cosecha de aceitunas, a fuerza de riego,
fertilizantes y labores realizadas todos los días del año.
Por la falta
de rentabilidad, en los últimos años, los productores sólo realizaron acciones
para evitar la muerte de las plantas, lo que generó, a su vez, una reducción
significativa de la producción. Hoy todas las empresas se encuentran débiles,
muchas en situación crítica y otras ya han sido abandonadas.
La última
encuesta realizada a los productores olivícolas del Movimiento CREA durante el
mes de mayo arrojó que el 82% de los casos registró deterioros en los
resultados económicos en el último año. Los resultados productivos de esta
campaña tampoco son alentadores. En este sentido, los volúmenes efectivos o
estimados de aceite de oliva y aceituna de mesa que se obtendrán se ubican, en
promedio, un 15% y 11% por debajo de los presupuestados al comienzo de la
campaña.
Costos por las nubes
La actividad
sigue dando resultados negativos por una combinación de fuerte aumento de costos,
alta presión impositiva y bajos rindes por un invierno cálido que produjo una
merma en la floración de las plantas. Particularmente, el aumento de la energía
golpeó muy fuerte a quienes riegan por goteo desde una perforación.
Según la
consulta CREA, los costos que más se han incrementado para los productores
olivícolas durante los últimos seis meses fueron: servicio eléctrico, repuestos
de maquinarias, agroquímicos y semillas.
Según
cálculos del CREA Arauco, en La Rioja, el 80% del costo de producción del olivo
es energía y mano de obra, variables sobre las cuales los productores no pueden
hacer nada. Otros costos, como los fletes, también pesan: un contenedor
llevando producto de España a San Pablo cuesta 800 dólares. Un camión de
Chilecito a San Pablo para transportar la misma mercadería cobra 3500 dólares.
Los cultivos
intensivos como el olivo generan mucho empleo en las zonas menos favorecidas
del territorio, a más de mil kilómetros de los puertos. Si la actividad sigue
en situación de quebranto, se van a seguir cerrando fincas.
Plan sostenible
La
olivicultura no es una producción que se pueda recuperar de un año para el
otro, fácilmente. Hay que realizar fuertes inversiones. Los productores
olivícolas proponen intensificar el trabajo conjunto con los hacedores de
políticas públicas (Gobierno nacional y provincial, legisladores, etc.) para
buscar una salida a la actual coyuntura. De esta manera se evitaría que se
sigan abandonando hectáreas de olivos productivos y destruyendo puestos de
trabajo. La olivicultura argentina, que ofrece un producto reconocido por los
consumidores, requiere un plan de desarrollo sostenible, que asegure su
viabilidad más allá de los cambios de administraciones de gobierno.