En el año
2008 la Policía Federal allanó 6 prostíbulos encubiertos en Carlos Casares: “La
Cautiva”, “Sabany Club”, “La Nona”, “Ufa”, “Barbie” y “Cocodrilo”.
La
imputación a los responsables fue la de trata de personas y los procesos fueron
llevados adelante dentro de la Justicia Federal. Pero en el caso de Cocodrilo
consideraron que se desprendía un delito conexo; facilitación de la
prostitución a menores. En consecuencia le dieron intervención a la Justicia
Ordinaria, Departamento Judicial Trenque Lauquen y el
expediente recayó en la
UFI 5 a cargo del fiscal Manuel Iglesias. La causa fue elevada a juicio que ha
comenzado a ventilarse e el Tribunal Oral.
La imputada
es la mujer que regenteaba el lugar, identificada como Angela Cesco, originaria
de Daireaux. Hay otra acusada, Betiana Guidetti, pero se encuentra prófuga.
Hay
numerosos testigos; entre ellos algunos que frecuentaban el lugar como
clientes, las mujeres que trabajaban en el servicio sexual. La mayoría de ellas
están ahora – con la misma actividad- en Santa Fe. También se presentarán la
joven cuya edad –era menor- originó la investigación y su madre. Más los
policías federales que actuaron en el procedimiento, algunos siguen en Junín.
Otros han sido trasladados a destinos más lejanos.
En suma, un
juicio en el que saldrán a la luz situaciones de la vida privada de varios de
los testigos. Una realidad, la de la prostitución organizada, que no sorprende
a nadie pèro que siempre aporta la cuota de historias dolorosas de las
principàles protagonistas: las trabajadoras sexuales, las del oficio femenino
más antiguo de la historia.
Fuente: La Opinión