Cabe señalar
que el arsénico que se elimina del agua debe ser compactado en panes o
ladrillos como común mente se dice y ser
alojados en un lujar determinado para
que no contamine. No solo que no se hace sino que se envía ese extracto” de arsénico,
podríamos mal llamara las cloacas y por rebalse se vuelca en la vía publica hasta
ir a parar a la cuneta, donde suelen jugar pibes, andar animales con el riesgo
que ello implica. Y en al caso de que no rebalse igual va a parar a la laguna
continuando también, como en el primer caso las napas. La empresa en más de una
oportunidad, desde que inauguró la planta señalo que en breve estaría solucionado.
Habría que explicarles el significado de las palabras “breve” y “solucionado”.
Seguidamente detallamos el escrito de la Comisión.
“Una vez
más, el vuelco ilegal subterráneo de la planta de abatimiento de arsénico se
hace visible en la superficie de la
intersección de las calles Bolivia y
Buenos Aires, a una cuadra de la terminal de colectivos.
Este
líquido, rojo brillante, es agua de
descarte proveniente de la planta de abatimiento de ABSA que contiene residuos
de arsénico mezclados con sales de hierro que le dan el característico color, por lo tanto hay que tener cuidado ya
que es tóxico.
A pesar de
que en el predio de la planta hay un
espesador de barros y un filtro prensa para generar ladrillos sólidos y
así poder transportarlos en forma segura
como desechos peligrosos, parece ser una decisión firme de ABSA seguir
tirando en forma líquida al sistema
cloacal de la ciudad que está totalmente colapsado como vemos a
diario.
Este río
rojo emana de una tapa de cloacas y va buscando el declive natural, algunos
vecinos experimentados en manejar este curso de agua roja, (antes blanca por el aluminio) con pala e
ingenio han hecho pequeños canales para
que se desvíe hacia una zanja lindante con la vía.
Este liquido
contamina el medio ambiente de la zona y genera incertidumbre entre los
vecinos, pero aún si fuera por debajo
como está calculado por ABSA, (que no se vea) luego, cuando por el sistema
cloacal llegare a la laguna a cielo
abierto donde desembocan todos los efluentes cloacales sin ningún tipo de procesamiento,
también se sumaría a la ya contaminación
habitual de nuestro medio ambiente de la
calle 9 de julio yendo hacia el este.
Lo
lamentable de todo esto es que los vecinos están cansados de quejarse y de no encontrar respuestas, por lo que ya no lo hacen más y algunos se
han transformado en guías turísticos de
los curiosos que ven ese extraño curso de agua de color rojo y se paran o se
bajan de los coches para ver de qué se trata.
Comisión de control de calidad del agua. Carlos
Casares 27/10/2013”