La soja sigue en retroceso y ya preocupa

Una tenue alarma amarilla se prende en el ministerio de Economía. El precio de la oleaginosa no detiene su caída. Ya se perdieron 1.300 millones de dólares.
El precio internacional de referencia de la soja volvía a descender este jueves un 1,9 por ciento y se acercaba a los 500 dólares generando preocupación en la Argentina, uno de los principales productores mundiales.
La oleaginosa se comercializaba a 501,75 dólares y acumulaba así un derrumbe del 8,5 por ciento, después de que China -el mayor consumidor del mundo- anunciara que necesita que el precio retroceda hasta los 440 dólares.

Lo especialistas estiman que en este año (electoral) por la baja acumulada hasta el momento en el precio del commoditie agrícola, el estado argentino dejará de recaudar unos 1.300 millones de dólares.
El impacto podría ser mucho peor si se confirma que los productores vendieron el 35 por ciento de la cosecha, cuando para la segunda quincena de julio deberían haber comercializado el 50 por ciento, según los antecendentes.
China anunció que podría poner a la venta 3 millones de toneladas de soja, como una forma de convalidar los precios del commoditie y más aún cuando éste mantiene una diferencia de unos 70 dólares por tonelada entre el contrato actual y la de noviembre.
Por el retroceso de los precios internacionales, las divisas de todo el complejo agroindustrial -granos, subproductos y aceites- tendrá una caída de 4.500 millones de dólares respecto de lo que se espera para este año, según los especialistas.
Al Gobierno argentino no sólo le preocupa la caída de los precios, sino que Brasil también comenzará a producir una nueva soja transgénica para venderle al gigante asiático, lo que podría llegar a impactar en la cantidad de barcos que parten desde Buenos Aires.
La multinacional Monsanto obtuvo recientemente una autorización clave para uno de sus productos: el Ministerio de Agricultura de China aprobó la importación y el consumo de una nueva soja genéticamente modificada, que introducirá su cultivo en Brasil.

"Esta aprobación es crucial para nuestra empresa y para los agricultores brasileños", dijo Brett Begemann, presidente de Monsanto.