Fuerza de voluntad: Perdió una pierna en un accidente en el mes de febrero y ahora jugará un partido para Quenumá


Se trata de Ezequiel Cabrera quien sufrió un accidente en febrero y le amputaron una pierna. Este fin de semana se convertirá en el primer jugador de la Liga con este particularidad en jugar un partido oficial.


“Soy Ezequiel Cabrera. Categoría 88. Tengo 31 años. Usaba la hermosa camiseta 9 de Quenumá para jugar en reserva. Sufrí un accidente muy grave que no me detuvo. Siento que al destino hay que ganarle“.
Esta no es una historia más para Cultural y Deportiva. Hace unos meses nos pusimos en contacto con Eze para que nos cuente su historia. Así empezó, y así te la contamos, en primera persona.
 “1 de febrero de 2019. Me levanté como todos los días para ir a trabajar. Preparé el mate, desayuné y me fui a prestar servicios de policía a Trenque Lauquen. Mi vocación. Allí también estudiaba profesorado de educación física. Pasaba mis días entre Trenque, Salliqueló y Quenumá. Con mi familia y trabajando, hacía lo que me gustaba.”
 “Estaba haciendo la pretemporada con Quenumá. Pero ese viernes 1 de febrero me cambió la vida. Esa madrugada, como cualquier otra, agarré el auto y en la ruta Pellegrini – Trenque Lauquen me dormí. No soy ni fui el primer del mundo que le pasa algo así. Choqué contra un guardarrail e inmediatamente me desperté. El mismo guardarrail contra el que choqué me había cortado la pierna. Y lo vi. Tengo esa imagen en mi cabeza. Vi como mi pierna ya no era parte de mi cuerpo y solo quedaba “colgando”. El marcardor quedó clavado en 180 km/h.”
 “Es fuerte pero fue así. Inmediatamente, con la sangre hirviendo y la adrenalina a cien mil por hora, busqué el teléfono, llamé a emergencias y les dije que “estaba en la ruta, no sabía bien donde, pero que me había cortado la pierna. Ahí si no recuerdo más nada. Me dormí y me desperté al otro día saliendo de terapia intensiva.”
 “Cuando abrí los ojos estaba rodeado de mi gente, era el sábado 2. Estaba en terapia intensiva y ya no tenía la pierna. Perdí cuatro litros de sangre y estuve al borde de la muerte. Pero ahí estaba, vivo. Con mi gente, con mi familia y mis compañeros de Quenumá. La vida seguía. Tenía otra oportunidad y así lo encaré.”
 “Volví a Quenumá e inmediatamente la comisión directiva y mis compañeros querían que siga formando parte del equipo. Por lo que acompañé a los jugadores de Tercera y Primera desde el banco, con el cuerpo técnico. Un día me propusieron forrmar parte de los 16 y entrar unos minutos, quería volver a sentirme jugador.”
 “El árbitro de ese partido no me lo permitió. Iba a entrar cinco minutos, probablemente ni siquiera iba a tocar la pelota. ¿Cual era el problema? Nadie supo responderlo. Solo quería sentir que podía hacerlo.”
 “¿Me frustré? Por supuesto. Era una caricia al alma poder volver. Siempre jugué en tercera, mis sueños eran los de cualquier pibe de pueblo. Jugar al fútbol. Disfrutar de compartir un equipo con tus amigos. Solo eso. El destino me cambió y ahora recibía otro revés de no poder jugar. La vida seguía.”
 “Pero hace unos días recibí un llamado muy importante. La gente de Quenumá, el árbitro de Trenque Lauquen Sergio Orozco y la gente de El Ceibo, se pusieron de acuerdo para que este fin de semana pueda cumplir el sueño de volver. Jugaré unos minutos en Tercera con la número 9. Voy a volver a ser jugador.”
 “En este camino se me acercaron de muchísimos clubes a apoyarme, a regalarme camisetas, cintas de capitán y darme la fuerza necesaria para seguir.”
 “Y en estos meses pasaron muchas cosas por mi cabeza, pero como dije más arriba, al destino hay que ganarle. Esto es un premio que me da la vida. Hoy en día me estoy rehabilitando en General Pico y cargo fuerzas para volver los fines de semana a Quenumá.”
 “El viaje de este fin de semana no será uno más. Vuelvo para volver a ser el  que siempre fui, ese que con 31 años y con una pierna menos, aun se siente jugador de fútbol.”
¡Éxitos, Eze!
Fuente: Cultural y Deportiva