Una inesperada polémica se suscitó en el pueblo bonaerense de Timote, a unos 480 kilómetros al oeste de la ciudad de Buenos Aires, cuando la delegación municipal del lugar decidió reponer una pieza de piedra conmemorativa del expresidente de facto Pedro Eugenio Aramburu, en el frente de la propiedad en la que fue hallado muerto en 1970, después del secuestro y posterior asesinato ejecutado por Montoneros.
En la
inscripción sobre un granito de 1000 kilos puede leerse: "Al recio militar
que cayera víctima de la subversión en esta tierra de Timote. Su nombre ya es
gloria en nuestra patria". La piedra se hallaba en un depósito municipal
junto a otras placas que habían sido quitadas en mayo de 2008 cuando, por una
iniciativa de un grupo de lugareños y con aval del Concejo Deliberante del
partido de Carlos Tejedor, se reemplazó el nombre de Aramburu de la plaza
principal del pueblo por el de Roberto Aldo Bordoy, un conscripto timotense que
murió en el hundimiento del crucero General Belgrano, durante la guerra por las
Islas Malvinas.
La decisión
de instalar la lápida delante de la estanzuela La Celma, donde el cuerpo de
Aramburu fue hallado oculto en un sótano bajo bolsas de cal, la tomó la
delegada María del Carmen Carrizo sin consultas a vecinos ni acto oficial que
anunciara la medida. La novedad trascendió la semana pasada a raíz de la
publicación en la cuenta personal de Facebook de Esteban Molina, asesor legal
del municipio. El intendente Raúl Alejandro Sala, de Cambiemos, aseguró no
estar al tanto de la adopción de esa iniciativa.
Entre los
cerca de 300 habitantes de la localidad hubo sorpresa, ya que la remoción de
los reconocimientos hacia Aramburu se había hecho a partir de un proceso que
incluyó la junta de unas 200 firmas y la aprobación por unanimidad del Concejo
Deliberante de Carlos Tejedor (del que depende Timote). En aquel momento, el
gobierno municipal de María Celia Gianini, del Frente para la Victoria,
aclaraba que con el cambio de nombre no se buscaban enfrentamientos ni
revanchas. Cuando se procedió al cambio de nombre, en mayo de 2008, también se
retiraron todas las placas y ornamentos que se habían ido colocando con el
tiempo.
"Nosotros
no estábamos enterados ni nadie nos consultó. Nos sorprendió sobre todo porque
se toma esta decisión inconsulta a poco de que se defina si el gobierno se va o
se queda", dijo Bruno Rodríguez, uno de los pobladores que desde hace años
intenta que las autoridades hagan algo para evitar la ruina de la casa, hoy
prácticamente derruida. Para Rodríguez, que integra el grupo Arte Comunitario
Timotense y dirigió en 2015 la película "La Celma", en la que se
reconstruye la muerte de Aramburu, "el lugar debe ser puesto en valor
integralmente como un espacio de memoria que ayude a entender la historia y valorar
la democracia, y no hacer algo descontextualizado que solo reivindica la figura
de un dictador". Y resaltó: "Seguiremos bregando para que los
gobernantes pongan en valor este lugar de enorme significación para la historia
del país".
La
instalación de la piedra conmemorativa se produjo hace dos semanas con el aval
del secretario de Gobierno, Santiago Macazaga, con el que también se acordó
colocar un cartel para señalizar el sitio con su nombre original: "La
Celma".
"Simplemente
la delegada decidió colocar esa piedra ahí antes de que se rompa en el
corralón. Quiero aclarar que yo no estaba enterado y que atrás de esta decisión
no hay ninguna intencionalidad ni cosa rara sino solo buenas intenciones",
explicó el intendente Sala.
En ruinas
De la
vivienda hoy solo quedan en pie tres paredes de lo que era una de las
habitaciones que daba a la calle y un mástil oxidado en medio de montículos de
escombros. Así y todo, suelen llegar al lugar curiosos que quieren conocerlo.
Con el
crimen de Aramburu (presidente entre 1955 y 1958), Timote se ganó un lugar en
la historia nacional. El secuestro ocurrió el 29 de mayo de 1970. Un grupo de
Montoneros integrado, entre otros, por Carlos Ramus, Mario Eduardo Firmenic,
Fernando Luis Abal Medina y Esther Norma Arrostito lo raptó en su casa y lo
trasladó hasta La Celma, propiedad de la familia Ramus. Allí lo mató tras
someterlo a un "juicio popular". En un artículo publicado el 3 de
septiembre de 1974 en la revista "La Causa Peronista" la organización
reivindicó el hecho y afirmó que acusaba al militar de perseguir a dirigentes y
militantes peronistas, del dictado de decretos represivos y del ocultamiento
del cadáver de Eva Perón. La "condena a muerte" fue ejecutada, según
ese relato, la noche del 1° de junio de 1970.
Desde 1978
se fueron sucediendo en el lugar distintos actos conmemorativos. Entre otras
cosas se impuso el nombre de Aramburu a la plaza del pueblo y, en ese contexto
se había instalado en ese espacio público, la piedra ahora repuesta.
En marzo de
1980 el gobierno bonaerense, a cargo de el general Ibérico Saint Jean compró el
inmueble con la idea de transformarlo en un museo de la subversión. La casa fue
pintada a la cal y se instaló en su frente un mástil, aún en pie. Con el
retorno de la democracia la idea del museo se desvaneció. Y la vivienda quedó
abandonada y, librada a su suerte, fue víctima de intrusiones y saqueos.
En 2004, el
municipio declaró a La Celma "patrimonio y sitio de interés cultural"
del municipio. La ordenanza N° 1838/04 incluyó "el predio y la construcción
edilicia" entre los bienes "de carácter irremplazable, cuya
peculiaridad, unidad, rareza y/o antigüedad les confiere un valor excepcional,
desde el punto de vista histórico, etnológico o antropológico".
Por esos
años, un grupo de vecinos de Timote, acompañados por el entonces intendente
Emilio Monzó, rescató la idea de recuperar la casa. Rarezas argentinas: la
iniciativa recibió el apoyo tanto de parientes de los Ramus como de los
Aramburu, y la indiferencia, el recelo o el abierto rechazo de parte de la
dirigencia política en su conjunto fuera de las fronteras distritales.
En 2015,
cuando la intendencia quedó en manos de Cambiemos se hizo una consulta a la
Dirección Provincial de Museos y Preservación Patrimonial del Ministerio de
Gestión Cultural, que en diciembre del año siguiente emitió un "informe
técnico valorativo" en el que determinó la imposibilidad de reconstruir el
edificio derrumbado y recomendó su declaratoria como "Ruina Histórica".
Por:
Pablo Morosi/La Nación.
Aporte:
Gerardo Fraga.