Los pediatras advierten que ya no ingresan a la escuela con la fuerza y destreza de hace 10 años.
A los niños
cada vez les cuesta más sostener las lapiceras y los lápices debido al uso
excesivo de la tecnología, advierten los médicos pediatras más experimentados.
Sostienen
que el uso excesivo de los teléfonos y las tabletas con pantalla al tacto les
impide a los niños desarrollar los músculos de los dedos, lo suficiente como
para permitirles sostener un lápiz correctamente.
“Los niños no ingresan a la escuela con la
fuerza y destreza que tenían hace 10 años”, dijo Sally Payne, terapista
ocupacional pediátrica principal en el NHS Trust de la fundación Heart of
England. “Ahora, cuando a los niños que ingresan a la escuela se les entrega un
lápiz, cada vez menos pueden sostenerlo, porque no tienen las habilidades de
movimiento fundamentales.
“Para poder tomar un lápiz y moverlo, es
necesario un control fuerte de la musculatura fina de los dedos”, agregó. “Los
niños necesitan muchas oportunidades para desarrollar esas habilidades”.
Payne afirmó
que la naturaleza del juego ha cambiado. “Es mas fácil darle a un niño un iPad,
que incentivarlo a realizar juegos que formen musculatura como construir
bloques, cortar y pegar, o tirar de juguetes y sogas. A causa de esto, no
desarrollan las habilidades subyacentes de base que necesitan para agarrar y
sostener un lápiz”.
Patrick, de
seis años, ha tenido sesiones semanales con una terapista ocupacional durante
seis meses para ayudarlo a desarrollar la fuerza necesaria en su dedo índice y
poder sostener un lápiz de la forma correcta en trípode.
Cada vez más
chicos tienen problemas para sostener lápices y lapiceras por el uso abusivo de
la tecnología.
Su madre,
Laura, asume la culpa: “En retrospectiva, veo que le di a Patrick tecnología
para jugar, excluyendo con lo virtual, a los juguetes más tradicionales. Cuando
ingresó a la escuela, me llamaron y me comunicaron sus preocupaciones: tomaba
el lápiz como un hombre de las cavernas sostenía los palos. No podía hacerlo de
otra manera y por eso, no pudo aprender a escribir, ya que no movía el lápiz
con precisión.
“Las sesiones de terapia lo están ayudando
mucho y soy realmente estricta ahora en casa, respecto de su acceso a la
tecnología”, agregó. “Pienso que la escuela tomó el problema con suficiente
antelación para que el daño no haya sido permanente”.
Mellissa
Prunty, terapista ocupacional pediátrica que se especializa en dificultades de
la escritura manuscrita en los niños, también está preocupada de que haya cada
vez más niños que puedan estar desarrollando la escritura manuscrita tarde,
debido al uso excesivo de la tecnología.
“Un problema es que la escritura manuscrita es
muy individual en la manera en que se desarrolla en cada niño”, afirmó Prunty,
vicepresidente de la Asociación Nacional de Escritura Manuscrita, quien también
dirige una clínica de investigación en la Universidad Brunel de Londres que
investiga habilidades clave en la infancia, incluyendo la escritura manuscrita.
“Sin investigación, el riesgo es el de hacer
demasiadas suposiciones acerca de la razón por la cual un niño no puede
escribir a la edad esperada y no interviene cuando hay una causa relacionada
con la tecnología”, afirmó.
Aunque el
programa de estudio de los primeros años tiene objetivos de escritura para cada
año, las distintas escuelas primarias se focalizan en la escritura manuscrita
de diferentes maneras, y algunas de ellas utilizan tabletas junto con lápices,
comentó Prunty. Esto se convierte en un problema cuando los mismos niños
también pasan largos períodos de tiempo con las tabletas fuera de la escuela.
Aunque
Barbie Clarke, psicoterapeuta y fundadora de la agencia de investigación Family
Kids and Youth, dijo que incluso los jardines de infantes conocen plenamente el
problema que ella considera que se deriva del uso excesivo de la tecnología en
el hogar.
“Voy a muchas escuelas y nunca entré a
ninguna, ni siquiera una, que haya avalado la enseñanza a través de la
tecnología, que no utilice lapiceras junto con tabletas y iPads,” comentó.
“Incluso en los jardines de infantes a los que vamos, que utilizan la tecnología,
reconocen que no se pueden basar exclusivamente en eso”.
Karin
Bishop, directora adjunta del Colegio Real de Terapistas Ocupacionales, también
admitió las preocupaciones.
“Es
innegable que la tecnología ha cambiado el mundo en el que crecen nuestros
hijos. Mientras que el uso de la tecnología tiene muchos aspectos positivos,
cada vez hay más evidencia del impacto de los estilos de vida más sedentarios y
de la creciente interacción social virtual, ya que nuestros hijos pasan más
tiempo adentro conectados y menos tiempo participando físicamente en
ocupaciones activas”, afirmó.