Comenzará a misionar en los barrios más alejados de la ciudad.
El centro
barrial “Padre Pedro Traveset” comenzará a funcionar con la llegada del cura
villero “Pepe” Di Paola a Nueve de Julio. El sacerdote es un incansable
luchador contra las drogas que comenzó con su misión desde el interior de las
villas porteñas. En el 2008, viviendo en la villa 21, fundó el
primer Hogar de
Cristo junto al por entonces cardenal Jorge Bergoglio.
José María
Di Paola –que pertenece al movimiento de la Iglesia Católica conocido como “Los
curas villeros”-, llegará este martes 21 junto con 19 jóvenes recuperados de
las adicciones. Permanecerá en la ciudad hasta el 23 de noviembre, tiempo
durante el que recorrerá los hogares de Ciudad Nueva, realizará encuentros con
niños y adolescentes y celebrará la misa por la tarde.
El Centro barrial Padre Pedro Traveset
El Hogar de
Cristo Padre Pedro Traveset es el primero que se pone en marcha en la diócesis
de 9 de Julio. De este modo se avanza con la insistente petición de Monseñor
Ariel Torrado Mosconi, de abrir un centro barrial en cada una de las ciudades
principales de los 17 distritos que conforman el territorio diocesano.
Estará
ubicado en Sáenz Peña 955, pleno corazón de Ciudad Nueva y funcionará tres días
por semana, de 10 a 17 horas. Está destinado a adolescentes y jóvenes desde los
14 años con problema de adicciones.
Será
dirigido por el padre Guillermo Gómez a quien acompañarán el Diácono Ariel
Palanga y la hermana Margarita. Lo atenderán un grupo de voluntarios y dos y
será asesorado y acompañado en sus inicios por dos especialistas en el campo,
Marcelo Del Campo y Flavio Alman, que y trabajaron en la entonces comunidad
terapéutica de internación de Santo Tomás (localidad de Carlos Casares).
Los Hogares de Cristo
Los Centros
Barriales u Hogares de Cristo nacen como propuesta de la Iglesia ante el
creciente avance de los jóvenes y niños en el consumo de drogas. Se diferencia
de otras instituciones en que asisten a la persona con una mirada integral
humanitaria y trabaja en red con otras instituciones tanto públicas como
privadas para satisfacer las necesidades, también las materiales, más inmediatas. Otra de sus
diferencias más notorias es que en vez de aguardar la llegada espontánea de los
jóvenes salen a su encuentro. De este modo aplican a la realidad concreta la
insistente predica del Santo Padre para procurar una Iglesia cada vez más
abierta y que sale a la calle en busca de quienes aún están alejados de
ella.