Quedan
400.000 hectáreas de maíz sin sembrar, y un porcentaje de esta superficie
podría pasar a soja. El trigo resiste los avances del clima desfavorable.
En el norte
de Buenos Aires y sur santafesino quedan 340.000 hectáreas sin sembrar
En la previa
de la campaña 2017/18, y con un escenario climático por demás complejo, el maíz
se perfila como el gran ganador de este ciclo, con un área de siembra que será
record,
tanto desde las estimaciones públicas como privadas, y rindes que
acompañarán esta tendencia.
Pero en este
camino, el cereal atraviesa algunas turbulencias, y de acuerdo a un informe de
la Guía Estratégica del Agro, elaborada por Bolsa de Cereales de Rosario, la
siembra viene con un retraso del 35 por ciento, con 400.000 hectáreas que aún
no se implantaron, como consecuencia de numerosos lotes anegados en el sur de
Santa Fe y el noroeste bonaerense.
Frente a
este panorama, los productores de esas regiones analizan pasarlos estos lotes a
soja, y los primeros cálculos estiman
que podrían ser 100.000 hectáreas que pasarían hacia la oleaginosa. Así, lo que
ocurra con el clima en las próximas semanas será clave para determinar el
alcance real en la reducción del área maicera.
El informe
arroja algunas cifras preocupantes para los productores de esa zona. Mientras
que en 2016, en esta fecha el avance de siembra se ubicaba sobre el 92 por
ciento, este año apenas llega al 57 por ciento. Y de las 400.000 hectáreas que
aún faltan sembrar, 340.000 hectáreas pertenecen al norte de Buenos Aires y el
sur santafesino. En este punto, el informe señala que la siembra está detenida,
y en 200.000 hectáreas la posibilidad de implantación está seriamente
comprometida.
Mientras el
maíz sufre los embates del clima, el trigo del norte bonaerense resiste las
inclemencias climáticas y las enfermedades propias de los excesos de precipitaciones.
Desde la Bolsa de Rosario indican que se mantiene bajo control el avance de
royas, que sumado a las estrategias de fertilización adoptadas por los
productores plantean un buen escenario.