Un informe del Cerzos y la Bolsa de Cereales proyecta precipitaciones de entre 400 y 600 milímetros hasta febrero. Las napas no dan más y la zona está anegada en un 42 por ciento.
En una zona
que en los últimos años ha pasado de una sequía feroz a años de lluvias casi
interminables, con registros anuales que superan largamente los históricos, las
noticias no son exactamente las mejores: de
acuerdo a un estudio realizado por
el área de Estimaciones Agrícolas de la Bolsa de Cereales de Bahía Blanca y el
Cerzos-INTA, en la zona circundante a Bahía Blanca van a caer entre 400 y 600
milímetros entre este mes y febrero próximo.
Las
estimaciones son muy preocupantes: entre este mes y octubre se esperan
precipitaciones superiores a las normales en todo el sudoeste bonaerense; y por
más intensas todavía en las zonas del Valle Bonaerense del río Colorado y desde
Pigüé hacia el norte. Desde Coronel Dorrego hacia el este se calcula que el
nivel de lluvias será normal e —incluso— inferior al histórico.
Sin embargo,
pensando en los estragos que, actualmente, está causando el exceso hídrico en
el norte pampeano y en casi todo el oeste, norte y centro de la provincia de
Buenos Aires, la situación aún es más complicada.
De acuerdo
con la línea que trazan las isohietas que cruzan nuestra región en un sentido
sudeste-noroeste, para los próximos cinco meses y medio hay que esperar todavía
más agua: en Patagones y parte de Villarino, entre 200 y 300 milímetros;
mientras que para el resto del sudoeste se esperan unos 400mm. Si se piensa en
aquellos distritos productivos que no corresponden al área inmediata a Bahía
Blanca, pero que se ubican dentro del radio que abarca la BCP, de los cuales la
gran mayoría tiene graves problemas de exceso hídrico, hay que pensar en unos
600 milímetros en los próximos meses.
Es decir,
distritos que están en problemas por acumulación y exceso de agua como
Pringles, Suárez, Puan, Alsina y Guaminí no sólo no tendrán un respiro, sino
que acaso vean como sus inconvenientes crecen exponencialmente. Por ello, hoy
urge encontrar respuestas a cuestiones que hoy todavía se están discutiendo,
como la derivación del agua que baja de las sierras hacia Suárez, los niveles
de las lagunas que componen las Encadenadas del Oeste o la urgente realización
de obras.
Los números
son muy claros: tomando como referencia la zona de influencia de la BCP,
teniendo solamente en cuenta el área potencialmente productiva, el 55% se
encuentra comprometida por el agua, ya sea inundada o anegada. En La Pampa, ese
porcentaje de afectación ya es del 30%, tomando en cuenta los departamentos
productivos ubicados entre el centro y este provincial.
Con datos
tomados a mediados de julio en base a imágenes satelitales, si sólo se tomaran
los distritos del SOB, unas 228.250 hectáreas (42% del total, sin incluir
Patagones) ya no soportarían el ingreso de maquinarias para laboreos de campo.
“A la fecha,
en la zona de Bahía Blanca llevamos unos 900 milímetros en el año, cuando el
promedio anual del último medio siglo es de 600 o 700mm —contó María Elena
Antonelli, del área de Estudios Económicos de la Bolsa—. Este mes ya hemos
tenido entre 50 y 100mm, dependiendo de la zona, y pronostican más lluvias”.
En el
aspecto productivo, esta situación genera incertidumbre en cuanto al estado de
los cultivos de fina y a lo que puede ocurrir con la siembra de la gruesa, ya
que en casi la mitad del área productiva no se podría sembrar, cosechar o
fertilizar; ni qué hablar de los problemas que puedan causar las enfermedades o
la incapacidad de incorporar nitrógeno al suelo para mejorar la calidad del
trigo. Tampoco está garantizado el ingreso libre a esos lotes, teniendo en
cuenta que muchos caminos rurales están bajo agua o anegados.
“Es un
escenario incierto para nuestra zona, y más preocupante para la zona norte. En
el sector más próximo a Bahía Blanca no es alarmante; incluso hemos visto lotes
de trigo en la zona de Bajo Hondo que precisan que llueva”, reconoció.
hguercio@lanueva.com