Se realizó el
pasado martes la primera de seis
capacitaciones gratuitas destinadas a todos los directivos de los colegios
católicos de la diócesis. El escenario fue el salón de la capilla Sagrado
Corazón de la ciudad de Nueve de Julio y estuvo a cargo del psicólogo Domingo
Boari, quien presentó su último libro “Sentir lo que sentimos” y del padre
Guillermo Gómez, miembro del equipo de capacitadores docentes.
El objetivo
de estas capacitaciones consiste en otorgar las herramientas adecuadas a los
docentes católicos para que puedan responder a los problemas y a las
situaciones de conflicto que se presentan hoy en la escuela.
La jornada
comenzó con la bienvenida del obispo diocesano, Monseñor Ariel Torrado Mosconi
quien agradeció a los directivos su
compromiso en pos de la educación católica y los exhortó a seguir valorando
estos ámbitos de formación permanente para responder a los nuevos desafíos que
presenta la escuela. En ese sentido resaltó la gran responsabilidad que tiene
la educación de los chicos y jóvenes por la fortaleza institucional que aún
mantiene la escuela frente al debilitamiento generalizado de otras
instituciones. Es para responder a este
desafío que se requiere un permanente estudio y actualización de los docentes y
directivos.
La
capacitación estuvo a cargo del psicólogo Boari quien tiene una larga
trayectoria profesional y escribió varios libros, entre ellos “En los límites
de lo posible”, “La experiencia de ayudar a familias que sufren” e “Historias de carne y hueso” .
Obtuvo
varios premios como el Adriana Terni (1999) por el Trabajo “Sobre el sentido de
los afectos”, donde planteó las ideas principales de este libro y Comunidad y
Cultura (2006) por el trabajo “Abordaje del síndrome de Down y otras
discapacidades intelectuales”.
La próxima
jornada girará en torno al rol de las nuevas tecnologías aplicadas en el aula y
busca crear una plataforma digital desde el obispado para que todos los alumnos
de los colegios católicos cuenten con un nombre de usuario y una contraseña
para trabajar en las diferentes áreas. El proyecto, por demás de ambicioso,
busca aggiornar la escuela a los desafíos que plantea la educación en pleno
siglo XXI en donde los niños y jóvenes aprenden a través de las pantallas, un
modo que también está comprobado
disminuye la violencia en las aulas.