Un trabajo revela las distintas etapas de crecimiento de la masa hídrica. Consideran que la situación es “extrema”.
La laguna La
Picasa atraviesa una situación hídrica extrema que compromete en diverso grado
las estructuras socioeconómicas locales. Así quedó demostrado a través de
mediciones satelitales realizadas en los últimos años que
muestran cómo La
Picasa pasó de ser “una manchita” que ocupaba 1.400 hectáreas en 1985 a una
enorme masa de agua que hoy abarca un territorio equivalente a 40 mil
hectáreas, o sea 28 veces más que hace 32 años.
Esa es una
de las conclusiones del trabajo de seguimiento sobre La Picasa que realizaron
las investigadoras Cecilia Cornero, Ayelén Pereira y Cristina Pacino del área
de Geodinámica y Geofísica de la facultad de Exactas, Ingeniería y Agrimensura
de la UNR, quienes —entre otras actividades— utilizan tecnologías asociadas a
mediciones satelitales para evaluar con extrema precisión situaciones
hidrológicas.
“Argentina ha soportado frecuentemente
fenómenos extremos de inundaciones y sequías en distintas regiones y en las
últimas décadas esta situación se ha visto intensificada. Las llanuras
constituyen un espacio de suma fragilidad ante eventos hidrológicos extremos”,
señalaron las expertas.
Según las
investigadoras el problema de La Picasa “es muy complejo” ya que se trata de
una laguna situada en una cuenca endorréica que no tiene salida. Gracias a los
datos suministrados por satélite pudieron trazar una evolución en el tiempo de
la cantidad de agua que contiene la laguna en sus diferentes capas, para
establecer así una foto muy precisa de su trayectoria.
“Vemos que hubo períodos entre el año 1998 y
el 2002 durante los cuáles el nivel de agua se incrementó, y luego otro período
neutro durante el cual se registraron descensos que llegó hasta el año pasado”,
señalaron.
Sigue subiendo
El quiebre
llegó en 2016, cuando de la mano de un muy intenso fenómeno de El Niño la
laguna llegó a cotas nunca antes vistas: “hasta el día de hoy la laguna sigue
subiendo de nivel”, explicaron las científicas. En ese sentido, detallaron que
los datos que validan con el satélite miden una capa de agua conformada por el
agua superficial, subsuperficial y subterránea “que hoy aparece completamente
saturada”.
Las
especialistas destacaron además que durante gran parte de la última década, las
precipitaciones en algunos lugares de la cuenca superaron los 1.000 milímetros
en una zona con un régimen que oscilaba los 700 milímetros anuales, algo
asociado a un nuevo patrón climático que en esta zona del país se expresa por
ejemplo a través de lluvias más intensas y concentradas en el tiempo.
También
destacaron la influencia de los cambios en el uso del suelo debido al proceso
de intensificación agrícola y la descarga de canales no autorizados como
factores que “han contribuido a agravar la problemática de las inundaciones en
La Picasa”.
“La combinación de las observaciones
espaciales permite mejorar significativamente nuestra comprensión de los
procesos hidrológicos en cuencas hídricas, así como y su influencia en la
variabilidad climática”, agregaron las especialistas.