La
evaluación Aprender abarca a las escuelas primarias y secundarias, públicas y
privadas, y busca determinar el nivel de conocimiento de los chicos y las
condiciones de aprendizaje. Algunos gremios docentes la rechazan.
El próximo
martes no habrá clases para los estudiantes de primaria y secundaria de todo el
país porque se tomará la evaluación nacional Aprender, que examinará los
conocimientos de Lengua y Matemática y las condiciones de aprendizaje de
1.400.000 alumnos, en escuelas públicas y privadas, urbanas y rurales.
Ese día, los
chicos de 31.000 escuelas serán evaluados con pruebas estandarizadas con el
objeto de saber su nivel de aprendizaje. Es por tal motivo que, si bien no se
realizará el normal dictado de clases, los alumnos deberán ir igual al colegio.
El objetivo
del ministerio de Educación es tener datos confiables que permitan la
formulación, monitoreo y seguimiento de las políticas educativas. También
pretende visibilizar las problemáticas de cada escuela, de manera de
llegar a
cada una de ellas con una respuesta integral adecuada.
Serán
evaluados los conocimientos de Lengua y Matemática de alumnos de quinto o sexto
año del secundario -de acuerdo al programa educativo que tenga la provincia-,
sexto grado del primario y habrá muestras censales para el tercer grado del
primario y segundo o tercer año del secundario.
Esta
evaluación nacional generó rechazos de algunos sindicatos como la UDA, el
Suteba y la Federación Nacional Docente que impugnaron el operativo con el
argumento de que sólo buscaba la promoción de rankings.
Según la
cartera que dirige Esteban Bullrich, las pruebas se tomarán en más de 31.000
escuelas, colaborarán 31.365 directivos como veedores y unos 71.606 docentes
"aplicadores". "Hay que personalizar las respuestas. Hay que
trabajar en conjunto para entender que hay que llegar a soluciones
individuales", resumió el ministro Bullrich. Sin embargo, son los gremios
docentes la punta de lanza contra el programa gubernamental.
