Cañerías con más de cien años, presencia de arsénico, pozos agotados, desbordes cloacales y déficit operativo son algunos de los problemas que afronta la empresa ABSA, según un informe encargado por Eugenia Vidal. Cloacas y agua potable. La auditoría identifica las zonas de mayor riesgo y exhibe fotos de las tuberías deterioradas.
La herencia
naranja. Un informe que llegó a manos de la gobernadora bonaerense, María
Eugenia Vidal, alerta sobre irregularidades, falta de inversión y graves
inconvenientes en el servicio de agua potable de la empresa estatal ABSA, que
presta servicios en 91 localidades de la Provincia.
El documento
forma parte de una serie de auditorías que encargó Vidal sobre la gestión de
Daniel Scioli. En este caso, se traza un panorama sombrío y se anticipa que,
durante 2016, se podrían producir serios inconvenientes en el servicio de agua
si no se produce un proceso de inversión.
ABSA fue
creada en 2002 y le otorgó el contrato de concesión a la empresa francesa
Azurix. Tiene 2.293 empleados para cubrir 50 mil kilómetros cuadrados y 3,7
millones personas.
Entre las
principales irregularidades se detectó falta de inversiones a largo plazo, un
déficit operativo superior a los $ 1.000 millones anuales y plantas
potabilizadoras con sesenta años de antigüedad, cuadrillas desmanteladas o
cañerías con más de cien años de uso.
De las 11
regiones en las que está dividida la empresa, el informe las separó por
problemas: salinización, presencia de arsénico, falta de redes y nitratos,
presencia de hierro y manganeso y desertificación.
En gran
parte de la concesión, ABSA trabaja con perforaciones subterráneas. Según el
informe, esta “electrodependencia” generó que, “ante la crisis eléctrica o baja
tensión, la empresa no puede operar correctamente”, y, por otro lado, “los
pozos tienen una vida útil de pocos años por la sequía de las napas o la falta
de presión de los acueductos”.
En uno de
los apartados del informe se detalla que la falta de mantenimiento alcanza a
las 18 plantas potabilizadoras (la de Punta Lara, “Donato Gerardi”, cumplió
sesenta años y estaba pensada para treinta) y las 77 plantas depuradoras
cloacales. “Hay un gasto extraordinario por rotura de bombas, andamiajes en
deterioro y mayor consumo de potabilizantes”, explica el documento. Hay
ciudades, como La Plata, donde las cañerías cumplieron cien años sin ser
renovadas. La gobernación tiene más de 40 mil reclamos irresueltos por “baja
presión, pérdidas y conexiones irregulares”.
Otro tema acuciante son los desbordes cloacales. Según
el informe, generan problemas de sanidad y ambientales, además de malestar por
el fuerte olor. “Los desbordes se reiteran en toda la concesión”, agrega. Ante
esto, en la gobernación preparan un plan de inversiones por más de $ 5.400 millones,
en parte financiadas por la Corporación Andina de Fomento.Fuente: Perfil