Recomendaciones para una campaña con posibles excesos hídricos

La campaña 2015-16 se inició con serios problemas por excesos hídricos. El año climático que dio comienzo en julio, evidenció en  la región pampeana y en especial al centro-norte bonaerense una virulencia poco común. Muchos partidos que conforman esta región, se han visto severamente afectados por  lluvias intensas registradas a  fines de julio  y principios de agosto. Hubo el  agravante que el nivel de las napas  se encontraba  muy
elevado por las lluvias de la campaña anterior, complicando la situación de las comunidades rurales y  produciendo  serios problemas para la producción agrícola y ganadera.
Las perspectivas climáticas indican que los problemas continuarán en la próxima primavera y en el otoño 2016, dado que se pronostica un año Niño de envergadura. En este artículo se plantean algunas recomendaciones para el sector agropecuario a fin de  afrontar esta situación de posibles excesos hídricos de magnitud.

El Niño y otras cuestiones del clima


Como se destaca en el inicio del artículo, la presente campaña estaría influenciada por un Niño fuerte. Pero ¿qué es el fenómeno El Niño ? ¿Qué otros factores influyen en el clima regional? Según el Instituto de Clima y Agua del INTA Castelar, el fenómeno de El Niño - Oscilación Sur (ENOS) es un patrón climático recurrente que implica cambios en la temperatura de las aguas en la parte central y oriental del Pacífico tropical. En períodos que van de tres a siete años, las aguas superficiales de una gran franja del Océano Pacífico tropical, se calientan o enfrían entre 1 ° C y 3 ° C, en comparación a la normal. Este calentamiento oscilante y el patrón de enfriamiento, es conocido como el ciclo ENOS (o ENSO por sus siglas en inglés), afectando directamente a la distribución de las precipitaciones en las zonas tropicales y puede tener una fuerte influencia sobre el clima en los otras partes del mundo, como por ejemplo en la región pampeana. El Niño y La Niña son las fases extremas del ciclo ENOS; entre estas dos fases existe una tercera fase llamada Neutral. El nombre de El Niño (refiriéndose al niño Jesús) fue dado por los pescadores peruanos a una corriente cálida que aparece cada año alrededor de Navidad. Lo que ahora llamamos El Niño les pareció como un evento más fuerte de la misma, y el uso del término se modificó para hacer referencia sólo a los hechos irregularmente fuertes. No fue hasta la década de 1960 que se notó que este no era un fenómeno local peruano, y se le asoció con cambios en todo el Pacífico tropical y más allá. En las dos imágenes que se presentan a continuación, se puede ver esquematizado la ubicación de los fenómenos de calentamiento (Niño) y enfriamiento (Niña) en el océano Pacifico ecuatorial.
                 
El Niño La Niña

Recientemente en charlas para productores en 9 de Julio, la Lic Stella Carballo del INTA Castelar comentó que el nivel de calentamiento del océano Pacífico está  alto, pudiendo llegar a alcanzar el valor de  3 °C  en la escala utilizan  los organismos internacionales que estudian estos  fenómenos climáticos globales. Este valor corresponde a un Niño de envergadura. Cómo consecuencia, se pronostican  lluvias abundantes  a partir de Octubre. También destacó la Lic. Carballo que el  anticiclón ubicado en el océano Atlántico Sur (ubicado al sur de Brasil) se encuentra  muy activo  enviando vientos cargados de humedad al continente sudamericano. Este anticiclón fue uno de los que colaboró  aportando humedad para las grandes lluvias registradas a principio de agosto y que afectó amplios sectores ubicados entre las rutas 7 y 8. La profesional del INTA resaltó que un factor que no se conoce y no se puede pronosticar es por donde ingresarán en el futuro los frentes de lluvias. También como todo Año Niño, se prevé que el otoño sea llovedor. Por lo tanto, se deberán tener en cuenta cuestiones de manejo de los cultivos a fin poder cosechar en la mejor forma operativa  posible.

Prácticas para afrontar un año con excesos hídricos


Ganadería
Las consecuencias  de un  Niño fuerte ,  son el riesgo de importantes anegamientos debido a que    los ambientes donde se está  confinada la ganadería son deprimidos,  originando achique de  los campos y pérdida de  receptividad ganadera.
Surge entonces como   necesario asegurarse  forraje  para la hacienda, en especial si el otoño viene muy húmedo. Recordemos que las peores situaciones de inundaciones se dan en esa época del año.  En este contexto, resultará prioritario destinar parte de las zonas con menor riesgo de anegamiento para producir alimento para los animales. Es importante  maximizar la productividad de esas zonas. Para ello, se debe recurrir a especies forrajeras de alta productividad y prácticas como la fertilización, en especial con nitrógeno (ej: urea, UAN, etc.) para promover por ejemplo,  el crecimiento  de las gramíneas forrajeras(pasturas de Festuca u otras, sorgo, moha, maíz, etc). La estrategia de alimentación también deberá contemplar a la/s categoría/s a suplementar. Para alimentar vacas de cría se puede  privilegiar más el volumen de la reserva que la calidad. En la medida que se deba alimentar animales que están en crecimiento o en engorde, se debe tener en cuenta el nivel de proteína y de energía del forraje.
Igualmente el productor deberá analizar y definir  cuestiones como: separar las categorías según requerimientos y estado; definir las estrategias de alimentación según esas categorías; la venta de la hacienda improductiva;  definir si la alimentación será bajo  pastoreo o encierre. Si se tiene que recurrir a la compra de forraje, tener en cuenta  la calidad de cada producto. Se puede recurrir a rollos de rastrojos de trigo/cebada los cuales aportan un volumen grande de pasto pero de pobre calidad.  En términos generales, los granos y subproductos (maíz, sorgo, cebada, afrechillo, raicilla de cebada) tienen un alto valor nutritivo y permiten mantener el estado corporal de los vientres con poca cantidad (2–3 kg/día por vaca). También se deberá  organizar la posibilidad de embolsado de granos/forraje,  por si los caminos se vuelven  intransitables en época de cosecha. En la Tabla 1 se detallan algunas de las posibles alternativas forrajeras a tener en cuenta ante este posible escenario

Tabla 2: Manejo del rodeo
Realizar un balance de los alimentos disponibles (rollos, silaje y  granos) y calcular cuánto tiempo pueden durar de acuerdo a su actual nivel de consumo. Si la cantidad disponible está muy comprometida: 
* Clasificar el rodeo según requerimientos, por ejemplo, las vaquillonas preñadas tiene prioridad sobre las vacas preñadas. Luego suplementar en función al estado corporal.
Analizar y definir qué animales quedaran en el rodeo, no debería haber vacas vacías, viejas y enfermas, toros viejos y no aptos para servicio.
Según el balance de disponibilidad de forraje, definir qué hacer con el resto de los animales y considerar enviar a venta los animales que sean necesarios.
A las vacas de negocio y novillos de menos de 350 kg es posible restringirles la dieta para lograr como mínimo el mantenimiento de su peso. Para el caso de los terneros es necesario fijar un nivel de alimentación que permita ganancias de peso de al menos 400 grs por animal por día, con el fin de no comprometer su desarrollo.
Agricultura
Sembrar solamente los campos que presenten bajo riesgo de anegamiento. Si se piensa alquilar un lote o campo puede resultar interesante realizar un diagnóstico previo a partir de la construcción de mapas de riesgo hídrico a partir de imágenes satelitales. INTA dispone un banco histórico de imágenes que permiten ver un campo ante distintas situaciones de anegamiento.
Tratar de determinar a qué altura se encuentra la napa freática. Es un indicador sobre el riesgo de anegamiento antes eventuales excesos de  lluvias. También puede ser importante conocer el nivel de la napa si se piensa fertilizar. En un año muy lluvioso, con la napa alta,  los nutrientes móviles como nitrógeno o azufre se pueden perder por lavado
Los años húmedos, en general, no son años de heladas tardías, en consecuencia se podría adelantar la siembra a efectos de poder cosechar temprano. Si se producen lluvias durante el verano y estas mantienen la napa dentro de un nivel relativamente alto y se complementa con lluvias de cierta consideración en el otoño (situación habitual en un Año Niño), la demora en la cosecha, principalmente de soja, podría implicar la pérdida de muchas hectáreas.
Por lo tanto, es recomendable  utilizar variedades y/o híbridos de ciclo intermedio o cortos, los cuales  permitirán ser cosechados anticipadamente.
En las partes altas y buenas, que se conoce no son factibles de inundación, no se debería bajar el nivel tecnológico, por el contrario, se debería incrementar. En años húmedos, algunas producciones se pueden maximizar, por lo cual la tecnología debería estar disponible para que eso ocurra. Por el contrario, en ambientes más propensos a inundarse, se debería evaluar en primer lugar el riesgo de sembrarlos y en caso de hacerlo ser cauto con la tecnología  utilizada.
Es un año en donde el monitoreo de los cultivos (malezas, plagas y enfermedades) deberá ser intenso para tomar las decisiones en forma oportuna a fin de lograr el mayor punto de retorno económico.
Considerar  la logística de cosecha. Toda la maquinaria deberá estar  en condiciones operativas para no perder tiempo de días de cosecha por roturas previsibles. Además como es probable que la red de caminos estará en una situación de intransitabilidad se deberá organizar con tiempo el almacenaje en el campo y su posterior cuidado de los productos almacenados de acuerdo a la humedad de almacenaje y condiciones de almacenamiento
Considerar que el tránsito de los lotes en condiciones de alta humedad, traerá consecuencias de compactación superficial y subsuperficial. Una manera de mitigar este proceso indeseable es sembrar cultivos de cobertura (avena, centeno, cebada o trigo), posterior al levantamiento de la soja y/maíz. Los cultivos de cobertura con su desarrollo aéreo y radicular permitirán disminuir los efectos de la compactación de las rodaduras, además  consumirán  importantes cantidades de agua, contribuyendo a  mantener en  niveles no críticos la napa freática, brindando capacidad de portación a escala de lote. 
Ante la posibilidad de un Año Niño de envergadura, no se debe tener miedo sino cautela y previsión.  Se debe estar informado y preparados para enfrentar los problemas que traen los años muy lluviosos, si es que nos llega a tocar. Normalmente ocurre que no nos preparamos. En consecuencia cuando ocurren eventos importantes, es muy difícil solucionar problemas en el medio de la tormenta. El clima es algo vital para la producción agropecuaria, cuanto más conozcamos sobre el tema mejor será para poder actuar a tiempo.
Ing. Hector Carta, de INTA 9 de Julio