Vivía
con su hijito y su pareja en condiciones inhumanas. Se provenían de energía
eléctrica a través de una conexiòn clndestina que, al parecer, nadie había
controlado. Después de la muerte Edén la anuló.
El hecho
ocurrió en el barrio Trocha, en el sector conocido como el de las casitas de
chapa; un terreno ocupado, en el que se han construido precarias viviendas como
la que habitaba la mujer junto a su pareja, Gonzalo Almeira y el hijo de ambos
de dos años.
El lugar
contaba con luz eléctrica mediante una precaria conexión, la que fue
desactivada por personal de Eden a los pocos minutos de ocurrido el fatal
desenlace.
Según los testimonios
de vecinos, algunos de los cuales la socorrieron, la joven mujer habría salido
hacia la parte trasera de la construcción en busca de agua,-aproximadamente a
las 10.30- mientras su niño dormía. allí habría existido un cable que se
encontraba en contacto con el agua acumulada luego de los 65 milímetros caídos
durante la madrugada, por lo que recibió la descarga mortal.
Inmediatamente
fue trasladada al nosocomio en un auto particular el que fue interceptado en el
camino por las ambulancias de Bomberos y Hospital, continuando el recorrido en
esta última, al tiempo que intentaban reanimarla sin éxito.
Su deceso
causó profunda conmoción en la comunidad y abrió el debate en varios aspectos,
el acompañamiento que se da a personas de bajos recursos que requieren un lugar
digno donde vivir y el desconocimiento que existe sobre las consecuencias que
puede tener acceder de manera informal al suministro de energía eléctrica,
entre otros. Nadie puede ignorar ante una “vivienda” como la que fue escenario
de esta tragedia que quienes sobreviven en ella no están abonados al servicio.
De ahí en
más puede que se crea que se los favorece haciendo la vista gorda; las
consecuencias están a la vista.
Hace poco
más de un mes, en la ciudad de América, un joven operario se levantò a cerrar
un ventiluz porque llovía y se electrocutó con un cable que pasaba corriente a
un a obra lindera.
Fuente:
Diario La opinión – Trenque Lauquen