Si bien el
hecho ocurrió entre la noche del viernes y madrugada del sábado, hasta el
momento, al igual que ocurriera con el robo de Cingolani, en este tampoco hubo información
oficial por parte de las autoridades policiales. Pero igual tomo estado público,
De acuerdo a
lo que señalaron los propietarios del comercio, el o los autores conocían bien
el lugar ya que ingresaron
destornillando una chapa que da a una zona de estanterías
que hicieron las veces de escalera para poder descender ya que en otros lados
la altura es superior a los 3 metros.
Rompieron
una puerta que conecta con las oficinas y una vez allí se llevaron dos cámaras filmadores
de seguridad, un CPU a modo de no dejar pruebas que involucre a quien/es hayan
cometido el ilícito, y 90 pesos en
monedas.
Hicieron
daño, ya que entre lo robado y lo roto la suma ascendería a los 25 o 30 mil
pesos.
Di hacemos o
trazamos un paralelismo con el caso de Cingolani, hay varias cosas en común, quizás
no sean las mismas personas, pero.., una de ellas ingresaron por el único lugar
posible de hacerlo. No estaba conectada ocasionalmente ese día la alarma, buscaban
algo específico y tras el cobro de trabajos realizados y en ese caso una venta
de una máquina que no era de la empresa. Solo conjeturas y pocas certezas. Lo único
real es que los hechos de inseguridad ocurren a diario, algunos son denunciados,
otros no por el descreimiento en la justicia (en todos sus eslabones), mientras
la población parece resignarse ante lo que ocurre.