La renuncia fue presentada ante las autoridades del HCD pehuajense y la misma señala lo siguiente:
“Por este
medio presentamos la renuncia indeclinable a la Comisión Fiscalizadora de
Seguimiento de la Calidad del Agua y Cloacas de Pehuajó. Nos habíamos propuesto
exponerlo verbalmente en la reunión mensual de noviembre de 2013, pero ésta
primero se pospuso y luego se suspendió. Al no existir desde ese tiempo una
nueva convocatoria y sin conocimientos de cuándo ocurrirá, es que optamos por
este medio.
La decisión,
rigurosamente meditada, tiene su origen en convicciones personales.
Con
franqueza, nos hallamos sin argumentos para justificar nuestra permanencia en
dicho espacio.
1. – El
planteo para lograr agua en cantidad y calidad que iniciamos en 2003, como
vecinos comunes, retomando antiguos reclamos que otros usuarios protagonizaron
en el pasado, tuvo yerros, algunos aciertos y también avances. Un recorrido con
altibajos que llevamos adelante en ocasiones en soledad y otras, acompañado por
más vecinos a quienes mucho agradecemos.
La creación
de una instancia que pudiera albergar a representantes del Poder Ejecutivo
comunal, Concejo Deliberante y usuarios (ad honorem) fue una de nuestras tantas
iniciativas. Una vez constituida en 2007, por ordenanza municipal, ciframos
algunas esperanzas y en muchas ocasiones defendimos su existencia. Supimos ser
tolerantes, amplios y capaces de recrearnos para sostenerla en el tiempo.
Sin embargo,
la idea original había sido lograr un espacio común, de trabajo, expeditivo,
donde pudiésemos eludir los vericuetos más formales y burocráticos. Y,
primordialmente, soslayar todos los intereses mezquinos que a menudo saben
entorpecer un asunto sencillo como es visualizar un problema y mancomunar
voluntades –por encima de las discrepancias ideológicas– para obtener la mejor
resolución; sin desconocer la existencia de roles y responsabilidades
diferentes.
En la
práctica, la Comisión no operó en ese sentido. Nunca quedó reglamentariamente
integrada. Y más allá de algunos avances convencionales que, según nuestra
consideración, poco se aproximan a los objetivos trazados, se transformó en una
instancia formal, de rutina, muy lejos de la posibilidad de producir cambios
reales y conciliar opiniones.
Absorbidos
por una lógica y una dinámica que puede ser la de la función pública pero no la
de los vecinos comunes, acabamos enmarañados en un camino de imponderables,
plazos injustificados y gestiones de escaso valor.
Francamente,
nos queda la sensación que actuamos con mayor provecho en el pasado, cuando lo
hicimos en la condición de simples ciudadanos, interactuando con usuarios y
funcionarios de éste y otros municipios, al margen de la Comisión. Permanecer
en ella, de algún modo, implica avalar criterios y acciones con los que
claramente no acordamos.
2. –
Respetamos las decisiones gubernamentales, relacionadas con el suministro
público de agua, y no pretendemos ni estamos en condiciones de imponer un rumbo
diferente. Pero tenemos que ser claros: no solamente discrepamos. Pensamos que
el camino adoptado para resolver esta problemática no es el acertado. Y, según
nuestras convicciones, es un error depositar confianzas en la obra que se
encuentra en ejecución.
Como
planteamos en el informe de noviembre de 2011, presentado al Ejecutivo
municipal, al HCD y a los medios de comunicación: El volumen de agua que puede
tratar la Planta de Abatimiento de Carlos Casares, según su estructura actual,
nunca será suficiente para abastecer a ambas ciudades. Apreciación que, en más
de dos años, ni ABSA ni funcionarios provinciales y locales nos han rebatido.
3. – En su
momento opinamos que se debía profundizar el estudio del INA, y que en esta
coyuntura el acueducto Mones Cazón–Pehuajó era la obra más recomendable para
resolver el abastecimiento y la calidad del agua, dentro de un plazo creíble y
prudente, con una inversión económica razonable. También supimos peticionar, a
través de un informe escrito, que se adopten medidas para preservar, a partir
de ahora, el recurso hídrico subterráneo en la región, tras contemplar una
modalidad en alza que es el riego artificial con consecuencias negativas en las
futuras décadas, según lo ya experimentado por otros municipios de la
Provincia. Nos mantenemos en esta tesitura.
4. – No
podemos permanecer en la Comisión, en tanto descreemos de los resultados de la
obra que se ejecuta. Asimismo, juzgamos estéril dialogar con funcionarios
irrelevantes de ABSA o volver a intentar caminos ya andados.
Si de verdad
se pretende resolver el problema del agua, cualquier lucha seria que se
emprenda hoy impone investigar y denunciar la trama de intereses y negocios del
puñado de empresas privadas que actualmente operan a través de ABSA. Intereses
privados que participan en el tema no precisamente para resolverlo en beneficio
de los bonarenses, según ya hemos advertido, lamentablemente, sin repercusión
alguna.
Víctor
Delgado, Jorge Fachal, Roberto Ghezzi