A
Jorge Antonio Torres, un Testigo de Jehová y dueño de una fábrica de
chacinados, lo denunció una joven que tiene 18 años. Según el testimonio de la
chica, desde diciembre de 2011 hasta el pasado mes de julio el hombre la
mantuvo cautiva en la casa de la imagen. Años antes, ese mismo sujeto la había
convertido a la religión de la que él es considerado un líder. Y en ese
contexto, abusó por primera vez de ella cuando tenía 14 años. Después, durante
los casi dos años en que la mantuvo encerrada, la redujo a la servidumbre y la
aisló de sus familiares y demás vínculos sociales. En ese tiempo, la chica
sufrió gravísimas agresiones psicológicas y físicas. Y las experiencias
sexuales a las que Torres la sometió hicieron que fuera abusada por personas
que, al azar, él elegía cada vez que ambos viajaban a Azul. Además, la joven
fue obligada a desarrollar prácticas de zoofilia. La zoofilia (del griego zoon,
"animal", y philia, "afinidad") o bestialismo o bestialidad
o incluso zoosexualidad es una parafilia que consiste en la atracción sexual o
incluso la realización del acto sexual entre un ser humano y otra especie. Las
personas que sienten esta afinidad o atracción sexual son conocidas como
zoófilos o zoofílicos, zoosexuales o simplemente "zoos".1 La zoofilia
es también conocida como zoosexualidad. Al hombre lo detuvieron el pasado 2 de
agosto. Por los varios y graves delitos que le imputa, el fiscal azuleño que
interviene en el caso pidió que ahora le dicten la prisión preventiva.

Jorge
Antonio Torres, el hombre que está detenido por este caso, es propietario de
una fábrica de chacinados. De ese lugar, cuando la había llevado a limpiar, la
chica se escapó el pasado 17 de julio Al acusado de todos estos hechos lo
detuvieron el 2 de agosto último.
Cuando el
pasado 17 de julio la principal protagonista de este aberrante caso logró
escaparse del sujeto que la mantuvo cautiva durante aproximadamente unos dos
años, en Tapalqué quedó al descubierto la trama de una escalofriante historia
que tiene actualmente detenido y a punto de que le dicten la prisión preventiva
al hombre que figura como imputado de una serie de delitos que incluyen, entre
otros, reducción de la servidumbre, abuso sexual con acceso carnal agravado y
corrupción de menores.
El acusado
es el propietario de un frigorífico que está en Tapalqué. También, un Testigo
de Jehová que valiéndose de la práctica de esa religión donde figura con la
jerarquía más alta, conocida como "anciano de la congregación", logró
captar a la chica que figura como víctima en la causa penal que se instruye en
una fiscalía de Azul.
Actualmente
de dieciocho años de edad, el vínculo entre ambos comenzó cuando ella tenía tan
sólo doce. Años después, el hombre la llevó a vivir a su casa, el lugar donde
la mantuvo cautiva hasta el pasado mes de julio.
Durante
estos casi dos últimos años, el sujeto que por estos días está detenido en la
Unidad 30 -la cárcel del SPB que está en General Alvear- la aisló de su familia
y amigos, no la dejó ir a la escuela y la tuvo encerrada, haciéndole hacer las
tareas de la casa y sin que pudiera tener acceso a ningún medio de
comunicación.
Además, la
golpeó y la sometió sexualmente en varias ocasiones de las maneras más
perversas. En este último contexto mencionado, hizo también que la chica fuera
violada por cualquier persona a la que él se le ocurría que tenía que mantener
relaciones con ella. Mientras tanto, él la observaba y, en algunas ocasiones,
se sumaba también a lo que eran esos actos.
Los varios
sometimientos sexuales que la víctima contó que padeció durante todos esos años
de encierro y aislamiento incluyeron también que tuviera que desarrollar,
obligada y por la fuerza, prácticas de zoofilia con dos perros.
Todo esto,
que parece surgido de la imaginación más perversa que alguien puede llegar a
tener, es real.
Ocurrió en
Tapalqué y está siendo investigado a través de un sumario penal que se
sustancia en la Unidad Funcional de Instrucción número 2 de Azul, fiscalía que
está a cargo de la Dra. Laura Margaretic pero que por estos días -por licencia
por maternidad de la funcionaria judicial- conduce en forma interina el también
fiscal Javier Barda.
EL LÍDER ESPIRITUAL
Jorge
Antonio Torres fue detenido el 2 agosto pasado. A punto de cumplir un mes
privado de la libertad, el viernes pasado el fiscal Barda solicitó al Juez de
Garantías que también interviene en el caso convertir en prisión preventiva a
la detención de este hombre.
Torres es
dueño de una fábrica de chacinados que está en Tapalqué. De ese lugar, el
pasado 17 de julio, la chica logró escaparse, en ocasión que el hombre la llevó
a limpiar, algo que siempre le obligaba a hacer, de la misma manera que todas
las otras tareas de servidumbre que también la víctima tenía que realizar
mientras estaba en la casa donde permaneció encerrada y aislada durante casi
dos años.
Según
contaron fuentes consultadas por EL TIEMPO en la vecina ciudad, aquel día en
que la chica se escapó de la fábrica de chacinados Torres salió a perseguirla.
El hombre
logró interceptarla y agredirla en la calle, aunque -intervención mediante de
testigos y de policías- la joven pudo ser rescatada y trasladada a la Estación
de Policía Comunal.
En la seccional
policial, ese mismo día, la chica comenzó a dar cuenta de su trágica historia,
esa que la tuvo desde el año 2008 a la fecha sometida a los vaivenes de un
manipulador que -tal como fuentes judiciales confiaron a este diario- llegó a
lavarle el cerebro de manera tal que la joven lo consideraba su líder
espiritual y la persona ante quien no podía negarse a nada sin sentirse
culpable por cada cosa que él le pedía.
Años atrás
Torres había llegado a Tapalqué con su esposa y su hija. Lo hizo en carácter de
Testigo de Jehová y ostentando uno de los mayores rangos dentro de esa
congregación.
De esa
manera, comenzó su tarea "evangelizadora" en la ciudad distante a
unos 40 kilómetros de Azul.
Definido
como de "perfil bajo" por quienes solían verlo, al mismo tiempo logró
instalar en Tapalqué su fábrica de chacinados, esa a la que después llevaba a
la chica a limpiar en momentos en que los empleados no estaban, para que nadie
la viera.
La misma
casa donde luego quien figura como víctima en esta causa permaneció aislada
durante estos dos últimos años fue el lugar de reuniones de los Testigos de
Jehová.
Valiéndose
de su jerarquía, una vez que Torres conoció a los padres de la chica, a quienes
les iba a comprar miel, su esposa comenzó a relacionarse con la menor.
Ambas, según
consta en el testimonio brindado por la joven, cosían las polleras largas que
usan las mujeres de esta religión, a quienes es común ver junto a los hombres
visitando casa por casa para difundir la prédica de este credo.
Así, según
contaron testigos en la causa penal que se está instruyendo, la chica era vista
junto a la por entonces esposa de Torres y a otras mujeres ir de domicilio en
domicilio.
La chica
conoció al hombre cuando ella tenía doce años. Por aquel entonces, era para
ella una situación difícil la que había en su hogar.
Esa
situación estaba marcada por lo que sería después el divorcio de sus padres. En
esa transición, la por entonces menor fue cada vez más afianzando su vínculo
con Torres y su por entonces familia.
Tiempo
después, cuando el hombre se separó luego de que su mujer se escapara
llevándose a la hija que ambos tienen, quien comenzó a vivir con él en la misma
casa de la calle Marmisolle de Tapalqué fue la chica, en diciembre del año
2011.
Siempre de
acuerdo con lo declarado en sede judicial por la víctima de este aberrante
caso, para el año 2008 -cuando ella tenía 14 años y Torres 37- el hombre la
inició sexualmente.
Lo hizo una
tarde en que la pasó a buscar en la camioneta que por entonces tenía. Para el
fiscal que ahora lo acusa, Torres mantuvo esa primera relación sexual con la
chica "aprovechándose de su inmadurez sexual, en razón de la mayoría de
edad del aquí imputado y su preexistente relación de preeminencia respecto de
la nombrada, en virtud de ser éste el anciano de la congregación -ministro de
culto-, es decir, el líder de la religión local de Testigos de Jehová" que
también la adolescente ya profesaba.
TRES HECHOS
El pedido de
prisión preventiva para Torres, que en ocasión de ser indagado en sede judicial
en Azul una vez que resultara detenido se negó a declarar, incluye la presunta
comisión de tres hechos.
El ya
mencionado con respecto a la primera vez que abusó de la chica y dos más.
Uno de esos
hechos tiene que ver con lo ocurrido entre diciembre de 2011 y julio de este
año.
Para el
fiscal Barda existen suficientes elementos que demuestran que durante ese
tiempo Torres redujo a la servidumbre y privó de la libertad a la chica en la
casa a la que la había llevado a vivir.
En ese
contexto, el funcionario judicial sostiene que mientras la mantuvo cautiva la
obligaba a mantener relaciones sexuales tres veces por día con él y a realizar
los quehaceres domésticos. También, la obligaba a que no accediera a ningún
medio de comunicación, a que no fuera a la escuela y que por ende no
estableciera vínculos sociales de ningún tipo, y a que desarrollara otras
conductas, propias del encierro al que era sometida la por entonces menor de
edad.
En esa
situación de extrema violencia y amenazas reiteradas la violó y promovió su corrupción
a través de lo que han sido calificados como "actos sexuales prematuros y
perversos", tal como lo son las ya señaladas prácticas de zoofilia y otras
experiencias sexuales con ocasionales personas a las que el propio Torres
elegía.
Esos hechos
-según consta en la denuncia- ocurrieron siempre cada vez que en su auto Torres
trajo a la chica a Azul.
Un tercer
hecho que se describe en el pedido de la prisión preventiva para el hombre que
está detenido en la Unidad 30 de Alvear ocurrió cuando ya el caso se estaba
investigando, en los días posteriores a que la chica se escapara y denunciara
al Testigo de Jehová.
Así, el
pasado 22 de julio, cuando Torres aún no había sido detenido, existen elementos
que demuestran que violó la orden de prohibición que le había sido impuesta por
el Juez de Paz de Tapalqué y que, de esa manera, le mandó una carta y un
celular a la joven, entre otras pertenencias personales de la chica que él tuvo
que entregarle a la Policía.
Lo que dice
esa carta es considerado ahora como de un alto contenido manipulador. Sirve,
según lo investigado, para demostrar el dominio psíquico que el hombre tenía
sobre la chica, poniendo en evidencia una vez más el poder que el hombre
todavía ejercía sobre ella, aún después de que la joven ya había logrado
escapar de su cautiverio.
UN INFIERNO
"Mi
vida se transformó en un infierno", declaró la joven en sede judicial
sobre lo que fueron todos los sometimientos sexuales que padeció por el
accionar del hombre que la había captado y la mantuvo cautiva durante estos
años.
Fueron
varios, según contó, los encuentros sexuales a los que Torres la sometió
durante el año pasado, obligándola en esas oportunidades a mantener sexo con
cualquier persona que él eligiera. Siempre ese tipo de relaciones sexuales no
consentidas por la chica ocurría en Azul.
Viajaban
hasta acá en el Toyota Corolla con vidrios polarizados y parasoles en su parte
trasera que el hombre tenía, para que de esa forma nadie los viera.
Siempre de
acuerdo con su versión, el primer hombre que abusó de ella tenía unos 60 años
de edad. Lo encontraron en una esquina, al llegar a Azul. Si bien ese sujeto no
llegó a accederla carnalmente porque ella se opuso, luego de que ese sujeto se
bajó del auto Torres comenzó a golpearla. Y después, la llevó a un monte donde
la violó una vez más.
Los viajes a
Azul se volvieron una constante que alimentaba el costado más perverso del
dueño de la fábrica de chacinados y también Testigo de Jehová.
En una
segunda ocasión, en cercanías al Balneario, mientras Torres la esperaba en el
auto, la chica tuvo que bajarse y ofrecerle sexo a dos chicos que en ese
entonces estaban en el paseo público. Era un sábado a la noche, y una vez que
esos jóvenes subieron al auto, junto con Torres todos fueron hasta un monte
donde, según contó la joven, "los chicos me violaron" en presencia de
él, quien además de observar la escena luego la accedió también carnalmente.
No se
trataba de sexo a cambio de dinero, ya que -relató la víctima en sede judicial-
"no había ningún acuerdo más que subirse al auto y tener sexo
conmigo".
En lo que
fue la continuación de esas prácticas, siempre cada vez que él la traía en su
auto a Azul, en otra ocasión el hombre la llevó hasta un barrio periférico de
la ciudad donde fue obligada a tener sexo con un joven que hallaron en ese
lugar.
Una semana
antes de escaparse, la chica contó que tuvo que soportar una vez más una
situación así, cuando -en esa ocasión- Torres la trajo hasta el basural de
Azul, donde ella fue abusada por dos "linyeras" que estaban en el
lugar.
Y la última
vez ocurrió el día antes a que se fugara, cuando en esa ocasión, de regreso en
Azul, "me hizo parar a un chico que tendría como 17 años" para
también tener sexo con él.
EL DATO
La casa donde
Torres vivía fue allanada por orden judicial. En la vivienda, se incautaron
elementos que son considerados de vital importancia para la causa penal que se
está instruyendo. En ese sumario, el hombre está acusado de los siguientes
delitos, en el marco de los tres hechos descriptos por el fiscal Barda al
momento de solicitar su prisión preventiva: "Estupro agravado por ser
cometido por un ministro de algún culto reconocido o no; reducción a la
servidumbre; secuestro coactivo agravado por ser la víctima menor de dieciocho
años; abuso sexual con acceso carnal agravado por ser cometido contra una menor
de dieciocho años con aprovechamiento de la preexistente situación de
convivencia -delito continuado- y corrupción agravada por mediar violencia y
amenazas y ser cometido por persona conviviente, todos en concurso real ideal
entre sí; y desobediencia".
"COMENCÉ A PENSAR IGUAL A ÉL POR
MIEDO"
-La joven de
18 años de edad está actualmente viviendo con su madre y le ha sido asignada
una custodia policial permanente. Según declaró, había comenzado a profesar la
religión de los Testigos de Jehová porque "se sentía contenida" en un
momento difícil de su adolescencia, ya que sus padres se estaban separando. Eso
le permitió a Torres poder captarla, tanto para la religión que él profesaba
como para todo lo que vendría después.
-La chica
declaró que su relación con el imputado empezó cuando ella tenía 13 años. A esa
edad, el hombre que ahora está preso la inició sexualmente, cuando él tenía 38
años. "Como era el líder de la religión no sabía cómo negarme sin sentirme
culpable", declaró. Sobre aquel primer encuentro, afirmó también: "Yo
aún no lo veía como hombre sino como mi líder, mi pastor".
-"Poco
a poco comencé a pensar igual a él por miedo", sostuvo. También, dijo que
"de a poco comencé a dar la mano como saludo entre los fieles, no saludé
más a los hombres con un beso en la mejilla, Jorge no me dejaba. Comencé a
vestirme con ropa grande, de negro o, mientras predicaba, con polleras
largas". Todo lo hacía porque le tenía una cierta reverencia al líder de
su religión. "Yo obedecía", declaró también la chica. "Me empezó
a cambiar la forma de pensar. Le hacía caso. Pensaba que siempre tenía la
razón".
-"Viví
encerrada. Salía sólo las veces que ya declaré, pero acompañada por él.
Mientras Jorge trabajaba o se iba de la casa cerraba todo con llave. Incluso,
me decía que había micrófonos o cámaras y es por eso que yo ni siquiera osaba
prender la TV en su ausencia. Sólo limpiaba y cocinaba. Los mandados los hacía
él". Y algunas cosas para ella las compraba su mamá cuando iba a
visitarla, hasta que después la influencia ejercida por el encausado hizo que
perdiera todo contacto con sus familiares, como así también con quienes eran
sus compañeros de la escuela, ya que Torres la obligó a dejar los estudios.
Además, cada vez que se enfermaba no la atendía ningún médico. Y estando con
fiebre o engripada fue obligada igual a mantener relaciones sexuales.
-"Intenté
escaparme un día tirándome por la ventana del segundo piso de la casa. Pero
debajo de esa ventana había colocados como fierros en punta y me lastimé toda.
Parecía que él sabía que mi salida era ésa y parecían colocados esos fierros y
alambres a propósito".
-Si bien a
la casa donde estaba la joven cautiva no iba nadie, cada vez que eso ocurría
Torres la obligaba a estar encerrada sin que nadie la observara. Cuando el
hombre iba a Tandil para visitar a su hija, la llevaba con él y la hacía
permanecer encerrada en el baúl del auto durante el tiempo que durara esa
visita.
-Además de
los viajes a Tandil, salía también cada vez que Torres la llevaba a limpiar al
frigorífico, lo cual ocurría cuando los empleados no estaban. Según contó la
chica, él le decía que si ella veía a alguien "con sólo mirarlo lo
engañaba a él".
UNA RELACIÓN DE "HECHIZO"
Una pericia
psicológica realizada a la víctima concluye que había una relación de
"hechizo" de parte de él hacia ella, vínculo que produjo confusión en
la menor, con pérdida de sentido crítico y la existencia de un claro dominio
psicológico.
También se
menciona la existencia de una relación marcada por el sometimiento, algo que en
la joven generó "terror" hacia quien la mantuvo cautiva.
Los
especialistas hablan en este caso de lo que fue "un proceso de captación,
con utilización de la seducción y manipulación, basado en una posición
predominante y de poder que contrastan con la vulnerabilidad de un
púber/adolescente".
Además,
afirman que "se evidencia una situación de entrapamiento de la peritada, a
la cual quedó sometida".
En ese
contexto, cualquier cosa que la chica hiciera por iniciativa propia era
considerada por Torres como "una insubordinación", lo que se traducía
en que sufriera diferentes castigos corporales.
La joven
contó que el hombre le efectuaba cortes en su cuerpo con una daga que tenía,
cada vez que la celaba. También, que usaba la hebilla de un cinto para
azotarla, en ocasiones en que la desnudaba, la hacía acostar boca abajo y la
ataba de pies y manos en esa casa donde la mantuvo cautiva.
Cuando fue
revisada, la chica presentaba alrededor de veinte cicatrices en su cuerpo,
concretamente en brazos y muslos, la mayoría de las cuales se corresponden con
esos cortes que le eran efectuados con armas blancas como la ya mencionada daga
y otro tipo de cuchillos.
Además,
también tiene heridas en muñecas y pies propias de quien es atado, lo que en su
caso ocurría en ocasiones en que su captor abusaba sexualmente de ella.
Texto: gentileza Fabian Sotes. Diario El
Tiempo (Azul).